Cinco menos cinco
Tuve que ir hasta las escaleras de la entrada porque las moquetas del Gran Hotel enmudecían el claqué de mis pasos. El zapateado sonaba estupendamente entre punta y tacón aunque quedaba patente que el vestuario no era el adecuado. Tomé prestada la chistera del guarda puertas durante los minutos que fui bailarín de calle. Nadie aplaudió el show ni falta que hacia porque ya era el hombre más feliz del mundo.
***
El treinta de octubre llegó hasta esta bitácora un mensaje de Javier Celaya, editor de la revista Dosdoce, en el que me informaba de la inminente visita a Zaragoza de Pilar Bellver, autora de la novela “La Vendedora de tornillos o Tratado de las almas impuras” (Elipsis Ediciones). Para tal evento estaba organizando algunas rondas de entrevistas con medios de comunicación tradicionales y digitales especializados en literatura y cultura. El mensaje terminaba con el ofrecimiento para que pudiera conocer a la escritora y realizar una de las entrevistas.
Leí varias veces el mensaje con la intención de encontrar la puerta por dónde salir de mi asombro. Le conteste afirmando que “La curvatura de la córnea” es una bitácora pero estaba muy lejos de ser un medio de comunicación. Le dije que ni era un especialista en literatura, ni un periodista y que tan sólo escribo en esta ventana al mundo para dar rienda suelta a esas cosa tan etérea que llamamos creatividad. Es cierto que entre las olas de este mar se pueden encontrar reseñas de algunos libros, de discos y hasta de conciertos, pero de ahí a entrevistar a un autor había un enorme trecho.
Javier Celaya respondió a mis dudas con claridad “considero que los blogs son un medio de comunicación social, hemos pensado que sería interesante llevar a cabo dos o tres entrevistas con bloggers especializados en temas culturales y literatura.
Si te interesa entrevistarla, te enviamos un ejemplar del libro a la dirección que nos digas.”
Mi primera impresión fue negativa, no me sentía preparado para el envite hasta que recapacité sobre las veces que he asistido a presentaciones de libros, lecturas o charlas en torno a la literatura. En todos esos acontecimientos siempre he preguntado alguna cosilla con un interés razonable y, ¡joder con los remilgos!, era una oportunidad que no debía dejar pasar. Contesté afirmativamente, adjunté mi dirección postal y una cuestión metodológica: ¿Cómo nos íbamos a reconocer? No dudé en proponer uno de mis sueños cinematográficos: Una cita a ciegas. Yo iría con un clavel rojo en la solapa, el libro bien visible entre las manos y unos botines negros con añadidos blancos en el empeine.
Javier Celaya me contestó que el mundo de la literatura y del periodismo no era tan misterioso. La cita sería el próximo jueves a las cinco de la tarde, sólo tenía que ir al Gran Hotel y llamar por teléfono a Luís Sábat, editor de Elipsis, él saldría a buscarme. Eso sí, terciaba, sobre tu indumentaria nada tenemos que decir.
***
Ayer fue el gran día. Pasé parte de la mañana repasando las notas que había tomado durante la lectura del libro y releyendo algunos de los pasajes que más me interesaban. Escribí una serie de argumentaciones siguiendo lo hilos narrativos de la novela y redacté algunas preguntas.
Con tanto trajín olvidé hacer la comida. Migue llegó a casa después del trabajo y traía, como si lo hubiera intuido, una bandeja con croquetas elaboradas por las manos mágicas de su madre. Dos tomates, lechuga en abundancia y un buen aliño ayudaron a salvar la situación. Tomamos café «Estás muy callado para lo que acostumbras» me dijo «Y recórtate las cejas que llevas unas pelambreras…» Lo hacía para romper el hielo de mi rostro, para provocarme, una especie de reanimación urgente.
Tenía razón. Estaba tan silencioso porque sólo tenía neuronas para imaginar el encuentro, ¿Qué tono usar?, ¿le caeré bien a primera vista?, ¿notará mi falta de preparación académica? El reloj no me dio más tregua.
Dejé el barrio a ritmo de paseo, caminé entre el río Huerva y la Plaza San Miguel y fui al trote hasta las escaleras de entrada al Gran Hotel desde dónde llamé al editor. Eran las cinco menos cinco.
Continúa en "La vendedora de tornillos o El Tratado de las Almas Impuras"
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El treinta de octubre llegó hasta esta bitácora un mensaje de Javier Celaya, editor de la revista Dosdoce, en el que me informaba de la inminente visita a Zaragoza de Pilar Bellver, autora de la novela “La Vendedora de tornillos o Tratado de las almas impuras” (Elipsis Ediciones). Para tal evento estaba organizando algunas rondas de entrevistas con medios de comunicación tradicionales y digitales especializados en literatura y cultura. El mensaje terminaba con el ofrecimiento para que pudiera conocer a la escritora y realizar una de las entrevistas.
Leí varias veces el mensaje con la intención de encontrar la puerta por dónde salir de mi asombro. Le conteste afirmando que “La curvatura de la córnea” es una bitácora pero estaba muy lejos de ser un medio de comunicación. Le dije que ni era un especialista en literatura, ni un periodista y que tan sólo escribo en esta ventana al mundo para dar rienda suelta a esas cosa tan etérea que llamamos creatividad. Es cierto que entre las olas de este mar se pueden encontrar reseñas de algunos libros, de discos y hasta de conciertos, pero de ahí a entrevistar a un autor había un enorme trecho.
Javier Celaya respondió a mis dudas con claridad “considero que los blogs son un medio de comunicación social, hemos pensado que sería interesante llevar a cabo dos o tres entrevistas con bloggers especializados en temas culturales y literatura.
Si te interesa entrevistarla, te enviamos un ejemplar del libro a la dirección que nos digas.”
Mi primera impresión fue negativa, no me sentía preparado para el envite hasta que recapacité sobre las veces que he asistido a presentaciones de libros, lecturas o charlas en torno a la literatura. En todos esos acontecimientos siempre he preguntado alguna cosilla con un interés razonable y, ¡joder con los remilgos!, era una oportunidad que no debía dejar pasar. Contesté afirmativamente, adjunté mi dirección postal y una cuestión metodológica: ¿Cómo nos íbamos a reconocer? No dudé en proponer uno de mis sueños cinematográficos: Una cita a ciegas. Yo iría con un clavel rojo en la solapa, el libro bien visible entre las manos y unos botines negros con añadidos blancos en el empeine.
Javier Celaya me contestó que el mundo de la literatura y del periodismo no era tan misterioso. La cita sería el próximo jueves a las cinco de la tarde, sólo tenía que ir al Gran Hotel y llamar por teléfono a Luís Sábat, editor de Elipsis, él saldría a buscarme. Eso sí, terciaba, sobre tu indumentaria nada tenemos que decir.
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Ayer fue el gran día. Pasé parte de la mañana repasando las notas que había tomado durante la lectura del libro y releyendo algunos de los pasajes que más me interesaban. Escribí una serie de argumentaciones siguiendo lo hilos narrativos de la novela y redacté algunas preguntas.
Con tanto trajín olvidé hacer la comida. Migue llegó a casa después del trabajo y traía, como si lo hubiera intuido, una bandeja con croquetas elaboradas por las manos mágicas de su madre. Dos tomates, lechuga en abundancia y un buen aliño ayudaron a salvar la situación. Tomamos café «Estás muy callado para lo que acostumbras» me dijo «Y recórtate las cejas que llevas unas pelambreras…» Lo hacía para romper el hielo de mi rostro, para provocarme, una especie de reanimación urgente.
Tenía razón. Estaba tan silencioso porque sólo tenía neuronas para imaginar el encuentro, ¿Qué tono usar?, ¿le caeré bien a primera vista?, ¿notará mi falta de preparación académica? El reloj no me dio más tregua.
Dejé el barrio a ritmo de paseo, caminé entre el río Huerva y la Plaza San Miguel y fui al trote hasta las escaleras de entrada al Gran Hotel desde dónde llamé al editor. Eran las cinco menos cinco.
Continúa en "La vendedora de tornillos o El Tratado de las Almas Impuras"
20 Comments:
Ala, me has dejado en ascuas...
De todas formas entiendo esa emoción de la que hablas. Uno a veces hace las cosas para sí mismo y no repara en que puede ser interesante a los ojos de los demás.
Me muero por saber más...
Eso sí, ya veo que "el mundo de la literatura y el periodismo" es mas soso de lo que pensaba: ¡no valorar esos botines!
Venga, sigue contando.
Podrías escribir un cuento como sie sto fiera una ilusión...saludos...Fred Aster
cuando nos centramos en algo inminente se nos activa el "mute",
curioso!!!
continúa...soy toda ojos!!!
Qué nerviosos nos ponemos siempre con estas cosillas, ehm...
¡¡Suerte!!
Ya nos contarás, seguro que ha ido bien ;-)
Me alegro mucho...
Es una gozada. Estamos deseando saber más.
Hola Lamima.
No te mueras, más que nada porque esta bitácora perderìa unaa de su mejores visitas ;-)
Sigo contanto, ahora estoy en ello... a trancas y barrancas voy entresacando palabras...
Salu2 Córneos.
Hola Fernando.
¿Un cuento? En cierto modo eso estoy haciendo pero como a mi me gusta: Partiendo de la realidad.
La segunda entrega tendrá menos de cuento y más (no se asusten) de reseña del libro y de la excelente conversación que tuve con la autora.
(Aviso, creo que no tengo el talento suficiente para reflejar la maravillosa hora que pase con Pilar Bellver)
Hola Maite.
"Mute"
¿Es esa función de los equipos de música que...qué hace el mute?
Continúo, continúo
Salu2 Córneos.
Hola Tamaruca.
Nervios y boca seca. Pero sólo hasta que, gracias a la autora, te olvidas de lo externo y te centras en hablar de este buen libro.
Fue muy bien y... sigo contando en le próximo post.
Salu2 Córneos y cookies ;-)
Hola Princesa.
Me gusta que esta bitácora te produzca alegría. Es un honor y una gozada, claro que una gozada ¡¡y hasta dos!!
En breve más sobre "La Vendedora de tornillos o El Tratado de las Almas Impuras"
Salu2 Córneos.
pues nada, aquí estoy, esperando la segunda parte de este relato que suena tan bien...
Desde luego, el título es sugerente a más no poder... "la vendedora de tornillos, o el tratado de las almas impuras"
Sin lugar a dudas, Javier, somos vecinos.
Y la calle Asalto debe saberlo
Un abrazo
Pero, vamos a ver, esto es realidad o ficción... porque yo soy muy crédula y hasta que no he visto los comentarios de arriba pensaba que todo te había pasado de verdad!
Pero sí, al final nos aclaras que partes de la realidad para hacer una especie de relato... Puf! Qué jaleo llevo!
De todos modos, espero ansiosa la continuación!
Tic tac tic tac...Sigo aguardando...
Hola Paula.
La segunda parte esta en el horno a puntito de terminarse.
Pues si el título es sugerente la novela no se queda atrás. Literaruta en estado puro, sin concesiones y directa a las tripas.
Pilar Bellve a resultado ser un descubrimiento y ya estoy intentando conseguir su primera novela titulada Veinticuatro veces y publicada en Lumen.
Algunas veces, en invierno, me paro en la churreria de la calle Asalto.
Salu2 Córneos.
Hola Pies Diminutos.
:-)
En esta bitácora casi siempre se parte de la verdad para acabar en vaya usted a saber...
Pero esta vez si esta claro... casi todo es verdad, incluído el bailecito a la puerta del hotel, la autora, la novela, la cita, hasta el editor es real (lo se porque me dio la mano y sonreía), las croquetas de mi suegra también son reales y te puedes chupar los dedos.
Llega la continuación en breves. Espero no defraudar.
Salu2 Córneos
Hola Detective.
Si el tic tac del maestro aguarda (y no es coña) es que la cosa va bien.
Salu2 Córneos.
Javier...
yo juraría que la churrería está en el paseo la mina
un abrazo
Llegué tarde al comentario.
Gabriel García Márquez en una conferencia a los alumnos de comunicación nos dijo: un buen entrevisador debe poseer 5 puntos: conocer el tema, humildad, sentido del humor, mirar de frente y buena dosis de tafil.
Saludos...
Hola Monique.
Citar al maestro García Máquez en esta bitácora es todo un lujo que agradezco. Grande es mi admiración por el escritor colombiano.
No, no llegas tarde... para la próxima vez :-)
Veamos los cinco puntos.
1. Conocía el tema porque leí con atención la novela.
2. Humildad creo que siempre la tengo ante cualquier autor.
3. Intenté, intenté dar un pizca de humor al encuentro (hasta lo he intentado en el texto)
4. Mirar de frente. Lo hice porque la mirada de la autora era diáfana.
5. ¿Buena dosis de tafil? (Ya sabes que te lo voy a preguntar: ¿Qué es el tafil?)
Salu2 Córneos.
Controlador de nervios, ansiedad.
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