Trae la rima
No había mucha gente para entrar al concierto de Sólo los Sólo pero un tipo trajeado de rebajas se empeñaba en cachear a todos los B-Boy y B-Girls de la fila, lo confirmé cuando a mi me dejó pasar tras una estúpida sonrisa complaciente. Pero volvamos a la cola (— Fila, hermana, fila) Allí estaban, eran ellos: R de Rumba, Lírico y Kase O.
Juan Sólo salto al minúsculo escenario con ganas de agradar y lo consiguió. Pero mi interés por el concierto pasó a ser secundario en el instante que el azar puso a Lírico y Kase O a mi diestra y a mi siniestra. El 50% de Violadores del Verso escoltando mi figura elevada al séptimo cielo.
Les miraba de reojo y cuando Lírico subía sus manos al aire, las mías también subían. Y si Kase O alzaba su quinto de Ambar este pavo bebía de la cerveza local como si de alguna irlandesa se tratara.
Al final del concierto hable con ambos para confesarles de mi admiración por su poesía, por sus ritmos y por su irresistible flow sobre las duras tablas del escenario.
Regresé a casa contento con la experiencia y arrastrando un sueño. Deseaba que la genialidad de estos chicos se hubiese trasvasado a mi cuerpo utilizando la osmosis inversa como novedoso método. Pero esta mañana he comprobado que sigo teniendo el mismo grado de originalidad, que nada ha cambiado. Así que conecto mi reproductor de mp3 y comienzo el rezo de todos los días: “¡Oh Calíope Augusta entre las musas. Haz florecer el jardín. Trae la rima”
Juan Sólo salto al minúsculo escenario con ganas de agradar y lo consiguió. Pero mi interés por el concierto pasó a ser secundario en el instante que el azar puso a Lírico y Kase O a mi diestra y a mi siniestra. El 50% de Violadores del Verso escoltando mi figura elevada al séptimo cielo.
Les miraba de reojo y cuando Lírico subía sus manos al aire, las mías también subían. Y si Kase O alzaba su quinto de Ambar este pavo bebía de la cerveza local como si de alguna irlandesa se tratara.
Al final del concierto hable con ambos para confesarles de mi admiración por su poesía, por sus ritmos y por su irresistible flow sobre las duras tablas del escenario.
Regresé a casa contento con la experiencia y arrastrando un sueño. Deseaba que la genialidad de estos chicos se hubiese trasvasado a mi cuerpo utilizando la osmosis inversa como novedoso método. Pero esta mañana he comprobado que sigo teniendo el mismo grado de originalidad, que nada ha cambiado. Así que conecto mi reproductor de mp3 y comienzo el rezo de todos los días: “¡Oh Calíope Augusta entre las musas. Haz florecer el jardín. Trae la rima”
Etiquetas: conciertos
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