Microcierzo. Segundo Certamen de Microteatro en Teatro Bicho
El 22 de febrero se celebró en el Teatro Bicho la segunda
edición del certamen de microteatro Microcierzo. En esta ocasión todo se jugaba
a una sola ronda con una sala repleta de público y seis participantes que se
pueden dividir en tres grupos.
En el primer grupo se advierte una tendencia estática que no
estable con claridad un lenguaje más contundente y sólido de comedia. Tanto en
‘Problemas conyugales como en ‘El consultorio’ se instalan en unas premisas
iniciales que prometen mucho pero no terminan de crecer más allá de una comicidad
en busca de alguna frase ingeniosa o una situación risible
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‘Problemas conyugales’ de Encama2 establece desde el inicio
un interesante diferencia de carácter entre unos protagonistas a lo que Vero y
Diego les tiene muy bien pillado el tranquillo. Pero a partir de ahí todo se
iguala en un relato demasiado plano, que deja la comicidad en manos de unos
giros más o menos ocurrentes. No se trata tanto de alcanzar un ritmo de comedia
de alta velocidad de ejecución, que en esta sitcom de pachorra es perfectamente
evitable, más bien el reto está en conseguir que todo lo anodino de la situación,
que por sí misma ya es graciosa, no contamine el sketch hasta el punto de
diluir unos chascarrillos que todos estamos esperando, y precisamente por eso,
se nota que cuando la situación se rompe con una infidelidad qu siempre ha
estado rondando en el ambiente, la sonrisa irónica de la actriz es un mecanismo
que se queda corto para explotar ese momento de comicidad.
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‘El consultorio’ de La Integral Teatro nos presenta a una treintañera
con dudas existenciales y a una pitonisa que vaya usted a saber. La apuesta por
la aceleración de la prosodia de María se ve afectada por un cierto
atropellamiento corporal que desenfoca la acción hasta impedir recibir con
claridad donde se sitúa exactamente el conflicto con su antagonista. Marisa, al
contrario de su compañera de escenario, juega a estar tan pausada y relajada
que a veces perdemos la audición de sus réplicas y por lo tanto el propósito de
sus intenciones. La situación es potencialmente cómica por esa disparidad de
caracteres, y sin embargo no termina de alcanzar la tensión que haga saltar la
chispa entre esos dos polos, y así la comedia se esfuma por encima de una mesa
que aleja a las protagonistas en lugar de entretejerlas.
El segundo grupo se caracteriza porque los personajes y su
función dentro de la situación cómica están mejor definidos, y eso favorece el
desarrollo de la comedia
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‘La mejor bollera’ de B de B empezó con ese puntito de
ansiedad que alborota desplazamientos y gestualidad, y sin embargo la
percepción de los personaje es nítida en medio de un cierto descontrol que
tiene la virtud de transformarse en una vendaval de energía,y eso siempre se
agradece desde el patio de butacas. Esta volatilidad presencial se sosegó bastante
cuando en un giro muy chulo se incorporó la narrativa del musical. Es ahí donde
Irina Arenas y Catalina Morón detienen lo justito la maquinaria para que la
tranquilidad ente en escena. Cuando el pentagrama sale de la peripecia regresa
ese ritmo acelerado de unas interpretaciones que sin embargo ahora están mucho
nítidas y ajustadas. Es una pena que cuando el embrollo sentimental entre las
protagonista queda al descubierto no se detenga del todo la acción en un
remanso de sosiego, un girito que daría mucho más peso a ese cambio argumental para
sumar otro acierto a esos deliciosos momentos musicales.
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‘El pintor austriaco’ de Extintos Teatro fue el número donde
la comedia estuvo mejor definida. La dirección y el texto de Rodrigo Muñoz sitúan
el peso cómico de los personajes en la intensidad perfecta de una prosodia que
potencia la firmeza de las frases, la intencionalidad de la réplicas y una
moderación en la gestualidad que sin embargo es capaz de provocar situaciones
cómicas mediante la ilustración de chistes que de esta manera van más allá de
lo verbal. Todos estos materiales narrativos están perfectamente sincronizados y
expuestos para elevar la comicidad de un texto inteligente, donde una aparente
cotidianidad costumbrista nos avisa de la expansión neonazi o similares que
está sucediendo a lo largo y ancho del continente europeo, hasta provocar esa
maravillosa sensación de hacer reír mediante una situación real que no tiene
ninguna gracia, y además viene cargada con un pasado histórico que parece
regresar con fuerza.
El tercer grupo lo componen los dos participantes que se
alejan del texto y ponen el acento de sus interpretaciones en la gestualidad.
‘¡Tira!’ de Facultad Mermada apuesta por poner a un payaso
al filo de la dificultad de trabajar con un asunto tan delicado como el
maltrato machista. Ese el mérito de una propuesta valiente para agitar un
problema social que siempre nos llega desde la sección de sucesos. El
desarrollo de la dramaturgia es demasiado simple. Cuando la mirada de Helena
Castillo toma el escenario, su terror es nuestra sonrisa y eso ya es un logro.
Pero todo ese desplazamiento que la lleva del agua bendita al banco de los
rezos está pidiendo una yincana de dificultades físicas que nos pongan todavía
más de su lado para que, cuando se desvele el verdadero motivo de sus rezos,
hiele las sonrisas previas
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‘Mi vida en caja’ es una propuesta muy interesante por la
utilización de los elementos narrativos que la componen. La base de la historia
se sustenta en un ejercicio práctico de la metodología de interpretación Lecoq.
Un sistema que se hunde en aquello tan antiguo de separar el personaje del
actor mediante la máscara, al contrario de la Grecia clásica donde las máscaras
respondían a arquetipos básicos, las máscaras del método Lecoq se caracterizan
por aumentar una expresividad muy concreta que concentre la atención del
espectador. Ese reclamo permite al actor centrar su actividad en la exploración
del personaje mediante el cuerpo en movimiento. En ese sentido la dirección de
Ivet Sanza me pareció que se centraba en que los movimientos y la actitud del
actor Luisal Martu mostraran aspectos básicos de esta metodología y, sin
grandes sorpresas, conseguir un efecto realmente hipnótico. La ausencia de
palabras para definir al personaje se sustituyó por una deliciosa melodía incidental
de piano a cargo de Estefanía Flox, y cuando la relación entre el personaje de
la máscara parecía estar en el mismo plano narrativo, hay un magnifico giro que
cambia el rol de la música para convertirla en diegética, irrumpir en la escena
y dar un sentido poético y sentimental a una escena emocionante y muy bien construida.
El certamen terminó con la votación del público y el
veredicto del jurado que en este caso coincidió en premiar a ‘La mejor bollera’
de B de B. Así que la organización con buen criterio decidió darle el premio
del jurado mientras que el premio del público se le entregaba a ‘La vida en
caja’ gracias al segundo lugar entre las preferencias del público y ya saben,
¡¡nos vemos en la tercera edición!!
Segunda edición de Microcierzo
22 de febrero de 2025. Teatro Bicho.
Etiquetas: B de B, Catalina Morón, Encama2, Estefania Fox, Extintos Teatro, Facultad Mermada, Irina Arenas, Ivet Sanz, La integral teatro, Luisal Martu, microcierzo, oscar castro, Rodrigo Muñoz, Teatro Bicho
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