La curvatura de la córnea

01 marzo 2025

Microcierzo 2ª Edición

 


Microcierzo. Segundo Certamen de Microteatro en Teatro Bicho

 El 22 de febrero se celebró en el Teatro Bicho la segunda edición del certamen de microteatro Microcierzo. En esta ocasión todo se jugaba a una sola ronda con una sala repleta de público y seis participantes que se pueden dividir en tres grupos.

En el primer grupo se advierte una tendencia estática que no estable con claridad un lenguaje más contundente y sólido de comedia. Tanto en ‘Problemas conyugales como en ‘El consultorio’ se instalan en unas premisas iniciales que prometen mucho pero no terminan de crecer más allá de una comicidad en busca de alguna frase ingeniosa o una situación risible


‘Problemas conyugales’ de Encama2 establece desde el inicio un interesante diferencia de carácter entre unos protagonistas a lo que Vero y Diego les tiene muy bien pillado el tranquillo. Pero a partir de ahí todo se iguala en un relato demasiado plano, que deja la comicidad en manos de unos giros más o menos ocurrentes. No se trata tanto de alcanzar un ritmo de comedia de alta velocidad de ejecución, que en esta sitcom de pachorra es perfectamente evitable, más bien el reto está en conseguir que todo lo anodino de la situación, que por sí misma ya es graciosa, no contamine el sketch hasta el punto de diluir unos chascarrillos que todos estamos esperando, y precisamente por eso, se nota que cuando la situación se rompe con una infidelidad qu siempre ha estado rondando en el ambiente, la sonrisa irónica de la actriz es un mecanismo que se queda corto para explotar ese momento de comicidad.


‘El consultorio’ de La Integral Teatro nos presenta a una treintañera con dudas existenciales y a una pitonisa que vaya usted a saber. La apuesta por la aceleración de la prosodia de María se ve afectada por un cierto atropellamiento corporal que desenfoca la acción hasta impedir recibir con claridad donde se sitúa exactamente el conflicto con su antagonista. Marisa, al contrario de su compañera de escenario, juega a estar tan pausada y relajada que a veces perdemos la audición de sus réplicas y por lo tanto el propósito de sus intenciones. La situación es potencialmente cómica por esa disparidad de caracteres, y sin embargo no termina de alcanzar la tensión que haga saltar la chispa entre esos dos polos, y así la comedia se esfuma por encima de una mesa que aleja a las protagonistas en lugar de entretejerlas.

El segundo grupo se caracteriza porque los personajes y su función dentro de la situación cómica están mejor definidos, y eso favorece el desarrollo de la comedia



‘La mejor bollera’ de B de B empezó con ese puntito de ansiedad que alborota desplazamientos y gestualidad, y sin embargo la percepción de los personaje es nítida en medio de un cierto descontrol que tiene la virtud de transformarse en una vendaval de energía,y eso siempre se agradece desde el patio de butacas. Esta volatilidad presencial se sosegó bastante cuando en un giro muy chulo se incorporó la narrativa del musical. Es ahí donde Irina Arenas y Catalina Morón detienen lo justito la maquinaria para que la tranquilidad ente en escena. Cuando el pentagrama sale de la peripecia regresa ese ritmo acelerado de unas interpretaciones que sin embargo ahora están mucho nítidas y ajustadas. Es una pena que cuando el embrollo sentimental entre las protagonista queda al descubierto no se detenga del todo la acción en un remanso de sosiego, un girito que daría mucho más peso a ese cambio argumental para sumar otro acierto a esos deliciosos momentos musicales.



‘El pintor austriaco’ de Extintos Teatro fue el número donde la comedia estuvo mejor definida. La dirección y el texto de Rodrigo Muñoz sitúan el peso cómico de los personajes en la intensidad perfecta de una prosodia que potencia la firmeza de las frases, la intencionalidad de la réplicas y una moderación en la gestualidad que sin embargo es capaz de provocar situaciones cómicas mediante la ilustración de chistes que de esta manera van más allá de lo verbal. Todos estos materiales narrativos están perfectamente sincronizados y expuestos para elevar la comicidad de un texto inteligente, donde una aparente cotidianidad costumbrista nos avisa de la expansión neonazi o similares que está sucediendo a lo largo y ancho del continente europeo, hasta provocar esa maravillosa sensación de hacer reír mediante una situación real que no tiene ninguna gracia, y además viene cargada con un pasado histórico que parece regresar con fuerza.

El tercer grupo lo componen los dos participantes que se alejan del texto y ponen el acento de sus interpretaciones en la gestualidad.



‘¡Tira!’ de Facultad Mermada apuesta por poner a un payaso al filo de la dificultad de trabajar con un asunto tan delicado como el maltrato machista. Ese el mérito de una propuesta valiente para agitar un problema social que siempre nos llega desde la sección de sucesos. El desarrollo de la dramaturgia es demasiado simple. Cuando la mirada de Helena Castillo toma el escenario, su terror es nuestra sonrisa y eso ya es un logro. Pero todo ese desplazamiento que la lleva del agua bendita al banco de los rezos está pidiendo una yincana de dificultades físicas que nos pongan todavía más de su lado para que, cuando se desvele el verdadero motivo de sus rezos, hiele las sonrisas previas



‘Mi vida en caja’ es una propuesta muy interesante por la utilización de los elementos narrativos que la componen. La base de la historia se sustenta en un ejercicio práctico de la metodología de interpretación Lecoq. Un sistema que se hunde en aquello tan antiguo de separar el personaje del actor mediante la máscara, al contrario de la Grecia clásica donde las máscaras respondían a arquetipos básicos, las máscaras del método Lecoq se caracterizan por aumentar una expresividad muy concreta que concentre la atención del espectador. Ese reclamo permite al actor centrar su actividad en la exploración del personaje mediante el cuerpo en movimiento. En ese sentido la dirección de Ivet Sanza me pareció que se centraba en que los movimientos y la actitud del actor Luisal Martu mostraran aspectos básicos de esta metodología y, sin grandes sorpresas, conseguir un efecto realmente hipnótico. La ausencia de palabras para definir al personaje se sustituyó por una deliciosa melodía incidental de piano a cargo de Estefanía Flox, y cuando la relación entre el personaje de la máscara parecía estar en el mismo plano narrativo, hay un magnifico giro que cambia el rol de la música para convertirla en diegética, irrumpir en la escena y dar un sentido poético y sentimental a una escena emocionante y muy bien construida.

El certamen terminó con la votación del público y el veredicto del jurado que en este caso coincidió en premiar a ‘La mejor bollera’ de B de B. Así que la organización con buen criterio decidió darle el premio del jurado mientras que el premio del público se le entregaba a ‘La vida en caja’ gracias al segundo lugar entre las preferencias del público y ya saben, ¡¡nos vemos en la tercera edición!!

 

Segunda edición de Microcierzo

22 de febrero de 2025. Teatro Bicho.



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