Quiso ser dulzura
Los nuevos fragmentos de mi vida
son las piedras
de un presagio
abandonado
en un páramo oscuro
que vive
entre dos negaciones.
La primera
es una línea de fuego
que delimita
mis recuerdos de tu piel.
Una mirada distante
sobre el amor
que me quita
la venda y el deseo.
La segunda
es una lenta derrota
bajo la luz
tenue de los focos:
He perdido
el valor para pelear
y la sangría
arrastra a los sueños.
La
transformación me decepciona
porque esta plegaria
de pena
olvida la
estética de una lápida
que solo
quiso ser dulzura.
Etiquetas: poema
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