Si fue mi maestro un sueño
Una deliciosa burbuja
El dramaturgo Miguel del Arco le contaba a la periodista
Rocío García que en Madrid hay una burbuja entre los de sus profesión en la que
se piensa que la homosexualidad está normalizada en todas partes cuando eso no
es así. Y sin embargo después de cuarenta años con la misma pareja todavía son
incapaces de darse la mano por la calle porque ese acto de intimidad se
considera un acto político que despierta muchas miradas.
‘Si fue mi maestro un sueño’ es una historia de amor entre dos
hombres que tampoco se dan la mano, ni siquiera en la intimidad. La dramaturgia
se construye sobre tres pilares narrativos que se presentan de manera paralela
sin llegar a confluir de manera contundente: la peripecia, el simbolismo y la
banda sonora.
La peripecia sitúa la acción en el año 1934. Un profesor
llega a un pueblo con el ímpetu que la Segunda República puso en la
escolarización. Allí se encuentra con un lugareño y el flechazo es instantáneo.
José y Aureliano crean un mundo alternativo al devenir del pueblo hasta que la
guerra civil separa definitivamente sus vidas. El lenguaje que predomina en
esta parte de la función es la narración de los acontecimientos, que poco a
poco se va combinando con escenas que ganan peso dramático. El trabajo actoral de
Fran Díaz y Pedro Endolz tiene un deliberado toque de ingenuidad formal con un
aroma tan amable que diluye la contundencia del arco dramático que contiene la
historia. Una vía de escape del realismo a la que añade un toque simbólico.
El simbolismo está representado por el uso de ‘La vida es
sueño’ de Calderón de la Barca. Todo comienza con el verso que titula la
función, y continúa con el uso explícito de otras partes del texto, para que
los personajes de Segismundo y Rosaura eleven la relación homosexual de los
protagonistas a un lugar poético, y desde ahí reflexionar sobre la dualidad
entre la tozuda realidad que nos rodea y el libre albedrío de ser lo que uno
quiere ser. Si Segismundo se lamenta de su vida confinada en una torre. José y
Aureliano solo pueden mostrar su relación en la intimidad del hogar., y sin
embargo en lo más profundo de su pensamiento, a ellos les gustaría comportarse
con la valentía de Rosaura para criticar las convenciones sociales, buscar su
propia identidad, y desafiar la definición de género al uso de la época.
La banda sonora incluye, entre otros, a Sinatra, Aute,
Chavela y Berlanga & Canut para mezclar estilo y tiempo diferentes con una
sola misión: subrayar con letra y melodía el significado de cada pequeña escena
representada. Pero permíteme una confesión. Tuve la sensación que la apenas
esbozada arquitectura dramática en realidad era la justificación para regalarnos
con una combinación de diversos estilos musicales con unos sencillos y eficaces
arreglos al servicio de la voz y la guitarra acústica de Pedro Endolz que, si
comenzó un poco dubitativo, muy pronto alcanzó la serenidad necesaria para
transmitir la emoción que brillaba en sus ojos
Sábado 17 de mayo de 2025. Teatro Bicho
Etiquetas: critica teatro, Fran Díaz, Pedro Endolz, Teatro Bicho
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