María, entre todas las mujeres
Cinco mujeres y un solo corazón
La historia de María de Nazaret se puede abordar desde
muchos puntos de vista. Una biografía retrospectiva bucearía en el evangelio de
Lucas donde se describe con detalle la infancia de su hijo Jesús. Sin embargo
un recorrido por la historia conciliar nos llevaría desde el dogma de la
maternidad divina de Efeso en el año 431, hasta el dogma de la inmaculada
concepción establecido en 1854.
‘María, entre todas las mujeres’ nos propone la historia de una
madre enfrentada a hechos tan terribles como el martirio y sacrificio de su
hijo. Un drama tan doloroso que le impide atender y comprender otras consideraciones
que se mueven a su alrededor relacionadas con un cambio de paradigma en la
religión que ella profesa, o quién sabe si una revolución política contra el
invasor. Estas cuestiones se personifican con la presencia de Marcos que,
seguidor, compañero y apóstol de su hijo, se configura como un elemento
narrativo indispensable en forma de contrapunto sin llegar a la altura de un
antagonista clásico que hace avanzar la peripecia sobre dos arcos dramáticos narrados
dibujados desde el recuerdo.
El primero es la historia de una mujer creyente que transita
entre el gozo de los días en los que iba a rezar al templo, y el terrible
momento en el que descubre como una blasfemia eleva a su hijo a la condición de
hijo de dios. El segundo es la historia de una madre desgarrada por el tiempo
que va desde el baño en agua clara de un bebe hasta el aquelarre de sangre de
un hombre crucificado.
La dirección de Josean Mateos también se fundamenta en dos
aciertos esenciales. El primero es reducir al máximo la escenografía para conseguir
que cada uno de los elementos escénicos tenga valor estético y fuerza narrativa.
Una palangana, una silla y un paño blanco muestran la intimidad doméstica. El
uso del vestuario cambia los espacios que van del camino por el que huyen los
delincuentes hasta una fiesta donde el jolgorio de todos es el desengaño de una
madre. Un cesto de manzanas puede subrayar la perplejidad y escupir recuerdos. El
segundo es altear el ritmo y la densidad de un texto pensado para una voz solista,
y transformarlo en una perfecta armonía para coro de cinco voces que rompen la
cuarta pared y apelan al espectador.
El elenco formado por Amparo Saez, Inés González, Itziar
Aramburu, Nuria Pavón y Silvia Bermejo aporta personalidad propia y matices individuales
que redondean una María compacta, creíble y emocionante. Un personaje que se
percibe con nitidez porque todas las interpretaciones en forma de monólogo se mueven
en el mismo rango de energía, de manera que las transiciones entre escenas, en
lugar de interrupciones del discurso, se convierten en remansos para que la peripecia
respire, mientras el patio de butacas recupera el aliento hasta que la acción se
reanuda de nuevo.
Cada una de estas pequeñas piezas con forma de soliloquio y
algunos diálogos muy breves tiene su propia dinámica interna en la que el
personaje inicial siempre se transforma mediante cambios que las actrices ejecutan
con una gestualidad contenida para que todo el peso expresivo de la narración
recaiga en la prosodia de una narración que se mueve entre el brillo halagüeño
de los deseos y el desgarro de un grito callado que te arranca el corazón.
Ana Iris Simón en uno de sus artículos contaba como un
profesor había puesto en un examen una imagen de una Piedad y un chaval la
nombro como “señora con hombre muerto en brazos” Da igual si usted piensa que
es la madre de dios o la de un condenado a muerte. Su voz es la de una víctima.
Personas con nombre y apellido que los radicales del odio se empeñan en borrar
para las historias de sufrimiento que hay detrás de cada una de ellas no
adquiera la dimensión humana que toque nuestros corazones.
‘María, entre todas las mujeres’ es el relato de una mujer
en primera persona que nos pone delante de nuestras lagunas culturales y
emocionales veintiún siglos después de todo el dolor sufrido, mirarnos a los
ojos arrasados por las lágrimas y sentenciar: Afirmáis que redimió al mundo y
yo os digo que no valió la pena. No valió la pena.
‘María, entre todas las mujeres’
Producción: Teatro Aguarte. Dirección: Josean Mateos.
Intérpretes: Itziar Aramburu, Silvia Bermejo, Inés González, Nuria Pavón y Amparo
Saez.
Domingo 9 de marzo de 2025. Centro Cívico Salvador Allende.
Etiquetas: Amparo Saez, Centro Cívico Salvador Allende, critica teatro, Inés González, Itziar Aramburu, Josean Mateos, Nuria Pavón, Silvia Bermejo, Teatro Aguarte
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