La curvatura de la córnea

09 enero 2023

Pinocchio: Una historia delirante


Pinocchio: Un clásico filtrado por una nueva mirada

La distancia que va desde el cuento de Pinocho que Collodi escribió en 1882 hasta la versión de Disney de 1940, es la que va de un niño a un adulto. Nuestra imagen infantil de la historia la conecta con una fábula que nos enseña a portarnos bien, ir al colegio, obedecer a los padres y no mentir. Sin embargo, como recuerda Roberto Vezzani de la Fundación Nacional Carlo Collodi para la BBC, si aplicamos una mirada de adulto nos encontramos con un cuento que contiene un mensaje crudo y real, el de una persona desencantada que se dirige a sus contemporáneos para mostrarles una sátira que crítica al afán desmedido por enriquecerse.

La historia original de Pinocho es muy negra y comienza con una marioneta que en fase de fabricación ya se dedica a maldecir, dar puntapiés, y es tan alicate como para sentenciar que su oficio es el comer, beber y divertirse. Sin embargo, después de mucho desobedecer y tropezar, el autor cuelga a Pinocho de un árbol donde lo deja más tieso que la mojama. El objetivo es que el efecto moralizante de la muerte del protagonista tenga un gran impacto como para reconducir conductas similares. Pero ay ay ay, el éxito del personaje obligó a Collodi a retomar las entregas de su historieta y tuvo que resucitarlo. El capítulo en el que los doctores determinan si el muñeco de madera está vivo o muerto es delirante.

Esos nuevos caminos en la segunda vida de Pinocho son los que más influyeron en la versión de Disney. Y precisamente ahí se inicia la dramaturgia del espectáculo de Canti Vaganti, se trata de recordar como aquella película dibujó un personaje edulcorado que ahora se revindica de una manera diferente. La tesis que defiende la función, sin llegar a ser tan oscura como en el cuento original, es que uno de los objetivos de la vida es ganarse el pan con el trabajo de las manos o del intelecto, y que para alcanzarlo no es necesario engañar, maltratar o abusar del personal. Organizar nuestra vida por un camino de bondad es tan solo una opción, hay otras vías como alsq que usa Pinocho, sin embargo, el camino elegido no debería ser el preámbulo para convertirnos en parte de la cadena que alimenta un determinado sistema de valores, económicos y espirituales. La idea es que los errores, las aventuras, las idas y venidas también son parte del aprendizaje, la garantía para que todos lleguemos a la meta, aunque sea por diferentes caminos, como la marca de la casa que nos diferencia a unos de otros, lo que nos hacer irrepetibles, como las buenas marionetas.

El formato de la obra se puede situar a medio camino del cuento ilustrado y las radionovelas. Hay unos narradores que con su voz empujan la acción, mientras los actores las representan en escena con algunos bocadillos en forma de diálogos. Las voces en off de Alberto San Juan y Pilar Gómez guardan las esencias de los contadores de historias, pero el salto teatral se produce sobre el escenario. La escenografía es un desparrame de objetos que van cobrando vida y significados diferentes para convertir un serrucho en metralleta, a una escalera en la quilla de una barquichuela. La guinda a las sorpresas la ponen Kateleine Van der Maas con un eficaz trabajo de mutación para apoyar el magnífico trabajo de Bruno Gullo transformado en Pinocho gracias a la magia de unos movimientos corporales y la capacidad expresiva de sus rostro para transmitir el frágil equilibro de la marioneta y al mismo tiempo la fortaleza de su determinación para seguir hacia adelante.

 

'Pinocchio, una historia delirante'

Producción: Canti Vaganti. Autor: Carlo Collodi. Adaptación: Kateleine van der Maas y José Luis Sixto. Dirección: David Ottone y José Luis Sixto. Reparto: Bruno Gullo y Kateleine van der Maas. Voces en off: Alberto San Juan y Pilar Gómez. Escenografía y máscaras: Eleni Chaidemenaki. Diseño de iluminación: Raúl Baena. Diseño de Vestuario: Anna Tusell. Música y espacio sonoro: Mauri Corretjé (Riera Sound)

03 de enero de 2023. Teatro de las Esquinas.


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