Pinocchio: Una historia delirante
Pinocchio: Un clásico filtrado por una nueva mirada
La distancia que va desde el cuento de Pinocho que Collodi
escribió en 1882 hasta la versión de Disney de 1940, es la que va de un niño a
un adulto. Nuestra imagen infantil de la historia la conecta con una fábula que
nos enseña a portarnos bien, ir al colegio, obedecer a los padres y no mentir. Sin
embargo, como recuerda Roberto Vezzani de la Fundación Nacional Carlo Collodi
para la BBC, si aplicamos una mirada de adulto nos encontramos con un cuento
que contiene un mensaje crudo y real, el de una persona desencantada que se
dirige a sus contemporáneos para mostrarles una sátira que crítica al afán
desmedido por enriquecerse.
La historia original de Pinocho es muy negra y comienza con una
marioneta que en fase de fabricación ya se dedica a maldecir, dar puntapiés, y
es tan alicate como para sentenciar que su oficio es el comer, beber y
divertirse. Sin embargo, después de mucho desobedecer y tropezar, el autor
cuelga a Pinocho de un árbol donde lo deja más tieso que la mojama. El objetivo
es que el efecto moralizante de la muerte del protagonista tenga un gran
impacto como para reconducir conductas similares. Pero ay ay ay, el éxito del
personaje obligó a Collodi a retomar las entregas de su historieta y tuvo que
resucitarlo. El capítulo en el que los doctores determinan si el muñeco de
madera está vivo o muerto es delirante.
Esos nuevos caminos en la segunda vida de Pinocho son los
que más influyeron en la versión de Disney. Y precisamente ahí se inicia la
dramaturgia del espectáculo de Canti Vaganti, se trata de recordar como aquella
película dibujó un personaje edulcorado que ahora se revindica de una manera
diferente. La tesis que defiende la función, sin llegar a ser tan oscura como
en el cuento original, es que uno de los objetivos de la vida es ganarse el pan
con el trabajo de las manos o del intelecto, y que para alcanzarlo no es
necesario engañar, maltratar o abusar del personal. Organizar nuestra vida por
un camino de bondad es tan solo una opción, hay otras vías como alsq que usa
Pinocho, sin embargo, el camino elegido no debería ser el preámbulo para
convertirnos en parte de la cadena que alimenta un determinado sistema de
valores, económicos y espirituales. La idea es que los errores, las aventuras,
las idas y venidas también son parte del aprendizaje, la garantía para que
todos lleguemos a la meta, aunque sea por diferentes caminos, como la marca de
la casa que nos diferencia a unos de otros, lo que nos hacer irrepetibles, como
las buenas marionetas.
El formato de la obra se puede situar a medio camino del
cuento ilustrado y las radionovelas. Hay unos narradores que con su voz empujan
la acción, mientras los actores las representan en escena con algunos
bocadillos en forma de diálogos. Las voces en off de Alberto San Juan y Pilar
Gómez guardan las esencias de los contadores de historias, pero el salto
teatral se produce sobre el escenario. La escenografía es un desparrame de
objetos que van cobrando vida y significados diferentes para convertir un
serrucho en metralleta, a una escalera en la quilla de una barquichuela. La
guinda a las sorpresas la ponen Kateleine Van der Maas con un eficaz trabajo de
mutación para apoyar el magnífico trabajo de Bruno Gullo transformado en
Pinocho gracias a la magia de unos movimientos corporales y la capacidad
expresiva de sus rostro para transmitir el frágil equilibro de la marioneta y
al mismo tiempo la fortaleza de su determinación para seguir hacia adelante.
'Pinocchio, una historia delirante'
Producción: Canti Vaganti. Autor: Carlo Collodi. Adaptación:
Kateleine van der Maas y José Luis Sixto. Dirección: David Ottone y José Luis
Sixto. Reparto: Bruno Gullo y Kateleine van der Maas. Voces en off: Alberto San
Juan y Pilar Gómez. Escenografía y máscaras: Eleni Chaidemenaki. Diseño de
iluminación: Raúl Baena. Diseño de Vestuario: Anna Tusell. Música y espacio
sonoro: Mauri Corretjé (Riera Sound)
03 de enero de 2023. Teatro de las Esquinas.
Etiquetas: Alberto San Juan, Bruno Gullo, Canti Vaganti, Carlo Collodi, critica teatro, David Ottone, José Luís Sixto, Kateliene van der Maas, Pilar Gómez, Teatro de las esquinas
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