La curvatura de la córnea

15 enero 2023

Molly Bloom

 


Los latidos de la vida

En febrero de 2022 se conmemoró los 100 años de la publicación del ‘Ulises’ de Joyce. La historia que se cuenta en el Dublín del 16 de junio de 1904 con tres partes que corresponden a Dedalus, Leopoldo Bloom y la culminación de la novela con el monólogo interior de su mujer Molly Bloom, ocho frases kilométricas exentas de signos de puntuación.

El 16 de enero de 1980 el diario El País publicaba una crítica de Eduardo Haro Tecglen sobre ‘La noche de Molly Bloom’ de Joyce interpretada por Magüi Mira. A lo largo del texto el periodista hacía una referencia a otro monólogo, ‘Cinco horas con Mario’ de Delibes con Lola Herrera sobre las tablas. Cuarenta y tres años después, el 13 de enero de 2023 ambas actrices coincidían en los escenarios de la ciudad de Zaragoza. Lola Herrera en el Teatro Principal con la obra “Adictos” dirigida por Magüi Mira que, en su faceta de actriz, regresaba a las palabras de Joyce en el Teatro de las Esquinas con ‘Molly Bloom’

Magüi Mira concedió una entrevista a Antón Castro para el Heraldo de Aragón en la que afirmaba que con el paso del tiempo se había dado cuenta de “la potencia del texto, de la sabiduría de Joyce, de cómo conocía el alma y las ansias de las mujeres.” Esa nueva mirada y la permanencia del personaje a lo largo del tiempo nos invita a realizar un viaje retrospectivo.

Haro Tecglen en su texto de 1980 subrayaba la nula importancia que tenía que la adaptación de José Sánchís hubiera “traicionado” el texto original, porque aquella infidelidad aportaba “coherencia en el relato”, “cierta teatralidad” y una “intención dramatúrgica”. Magüi Mira en enero de 2022 le confesó a Juan Cruz en El País que aquel texto de hace 40 años “era un ejercicio de seducción”. Tal vez por eso, la crítica de Haro Tecglen resaltaba que la interpretación de la actriz bullía en la cama caliente.

La actual aproximación al monólogo de Molly Bloom cuenta con la autoría doble Marta Torres y Magüi Mira. La primera afirma que el texto de la función es un ejercicio que nos permite cuestionar la visión establecida del universo femenino para reflexionar sobre todo lo que las mujeres han logrado y de lo les queda por alcanzar. Mientras Magüi Mira afirma que nos encontramos ante una obra de teatro “que antes escandalizaba y que ahora avergüenza”, que ella comprende la resignación de la protagonista como la generosa aceptación del deseo insatisfecho por ser amada, y al mismo tiempo reconocerse como un espíritu libre que no se somete ni al control ni al abuso masculino porque sabe que otra vida es posible. Esta nueva mirada sobre la obra de Joyce inevitablemente se proyecta sobre la interpretación pero también afecta a la mirada del público y así, todo lo que antaño se percibía como impactante o escandaloso, ahora en muchos momentos el patio de butacas lo recibe como la decantación de un humor fresco y la ironía descarada de una mujer esencialmente dueña de su destino y de sus pasiones.

Algunas de las reflexiones de Molly Bloom provocaron suficientes sonrisas entre los espectadores como para llevarme hasta el mes de febrero de 2020, cuando en las mismas tablas del Teatro de las Esquinas se programó ‘Cinco horas con Mario’ protagonizada por Lola Herrera. En aquella función también se escucharon sonrisas provocadas por las confesiones que contaba Carmen Sotillos, y como aquellos  sucedidos de hace cuarenta años podrían definir el pensamiento medio del españolito-que-al-mundo-vienes-te-guarde-Dios y sin embargo, en pleno siglo XXI eran recibidas como los recuerdos de una abuela a la que queremos profundamente porque, si en el pasado eran moneda común para justificar lo injustificable de un régimen dictatorial, ahora se percibían como una delicia costumbrista que denunciaba la situación de la mujer en medio de aquella sociedad. Pero volvamos a Molly Bloom.

Dos focos de tonalidades verdes iluminaban una cama de hierro, el cabecero y los pies prendidos de barrotes para que no se escapara un colchón delgado y poco mullido. Molly aparece agarrada a la cama, ese será su espacio vital durante gran parte de la representación. El pelo blanco aporta la imagen de una mujer potente envuelta en la delicadeza de unas telas negras bajo las que se adivinan unas medias tan rojas como la pasión de esos labios por los que brotan todas las palabras, las más delicadas para el amor y los recuerdos; las más explícitas para el sexo y la injusticia. Todas ellas acunadas por una dicción al vaivén de los matices que a veces son pausas, dudas o repeticiones. El plano del viaje emocional lo encontramos  en el movimiento de sus manos, el guiño de su mirada y el vaivén de su cuerpo. Todas las herramientas de la interpretación al servicio de un ritual que salta de un estado de ánimo a otro con la hermosura dramática de la precisión. Hay un momento clave en el que la coreografía abandona el cobijo de la cama, escapa de esa cárcel donde conviven placer y resignación, y toda la energía se proyecta hacia el proscenio que, como si fuera un balcón, recibe los gritos y la energía de quien pide una bocanada de libertad. Entonces llegó el momento más difícil de la función.

Ya era la segunda vez que ocurría. Un espectador maleducado dejó sonar su teléfono móvil y amenazó con destruir la obra de orfebrería que Magüi Mira estaba dibujando sobre el escenario. La actriz tuvo un segundo de duda, por un momento creí que los pitidos la había sacado del papel y todo terminaría en un desastre. Pero fue un espejismo. La actriz prolongó su sonrisa, mantuvo el equilibrio del gesto y esperó a que el gañan apagara aquel incordio y así, cuando el insensato devolvió el silencio a la sala, la elegancia de la diosa retomó el monólogo en la frase anterior a la interrupción y siguió con su lección magistral hasta que la sala se fundió a negro. El aplauso del respetable fue largo, profundo y cargado de emoción. Magüi Mira había impartido una clase magistral de como los latidos de la vida pueden encarnarse en la ficción dramática que representa el teatro.

 

‘Molly Bloom’

Producción: Pentación Espectáculos y Mirandez Producciones. Productor: Jesús Cimarro. Autor: James Joyce. Versión y dirección: Marta Torres y Magüi Mira. Reparto: Magüi Mira. Diseño de iluminación: José Manuel Guerra. Diseño de vestuario: Helena Sanchis. Espacio sonoro: Jorge Muñoz. Gerencia y regiduría: Jorge Muñoz. Diseño de cartel y fotografía: Geraldine Leloutre.

13 de enero de 2023. Teatro de las Esquinas

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