Molly Bloom
Los latidos de la vida
En febrero de 2022 se conmemoró los
100 años de la publicación del ‘Ulises’ de Joyce. La historia que se cuenta en
el Dublín del 16 de junio de 1904 con tres partes que corresponden a Dedalus,
Leopoldo Bloom y la culminación de la novela con el monólogo interior de su
mujer Molly Bloom, ocho frases kilométricas exentas de signos de puntuación.
El 16 de enero de 1980 el diario El
País publicaba una crítica de Eduardo Haro Tecglen sobre ‘La noche de Molly
Bloom’ de Joyce interpretada por Magüi Mira. A lo largo del texto el periodista
hacía una referencia a otro monólogo, ‘Cinco horas con Mario’ de Delibes con
Lola Herrera sobre las tablas. Cuarenta y tres años después, el 13 de enero de
2023 ambas actrices coincidían en los escenarios de la ciudad de Zaragoza. Lola
Herrera en el Teatro Principal con la obra “Adictos” dirigida por Magüi Mira
que, en su faceta de actriz, regresaba a las palabras de Joyce en el Teatro de
las Esquinas con ‘Molly Bloom’
Magüi Mira concedió una entrevista
a Antón Castro para el Heraldo de Aragón en la que afirmaba que con el paso del
tiempo se había dado cuenta de “la potencia del texto, de la sabiduría de
Joyce, de cómo conocía el alma y las ansias de las mujeres.” Esa nueva mirada y
la permanencia del personaje a lo largo del tiempo nos invita a realizar un
viaje retrospectivo.
Haro Tecglen en su texto de 1980 subrayaba
la nula importancia que tenía que la adaptación de José Sánchís hubiera “traicionado”
el texto original, porque aquella infidelidad aportaba “coherencia en el relato”,
“cierta teatralidad” y una “intención dramatúrgica”. Magüi Mira en enero de
2022 le confesó a Juan Cruz en El País que aquel texto de hace 40 años “era un
ejercicio de seducción”. Tal vez por eso, la crítica de Haro Tecglen resaltaba
que la interpretación de la actriz bullía en la cama caliente.
La actual aproximación al monólogo
de Molly Bloom cuenta con la autoría doble Marta Torres y Magüi Mira. La
primera afirma que el texto de la función es un ejercicio que nos permite
cuestionar la visión establecida del universo femenino para reflexionar sobre
todo lo que las mujeres han logrado y de lo les queda por alcanzar. Mientras
Magüi Mira afirma que nos encontramos ante una obra de teatro “que antes
escandalizaba y que ahora avergüenza”, que ella comprende la resignación de la protagonista
como la generosa aceptación del deseo insatisfecho por ser amada, y al mismo
tiempo reconocerse como un espíritu libre que no se somete ni al control ni al
abuso masculino porque sabe que otra vida es posible. Esta nueva mirada sobre
la obra de Joyce inevitablemente se proyecta sobre la interpretación pero
también afecta a la mirada del público y así, todo lo que antaño se percibía
como impactante o escandaloso, ahora en muchos momentos el patio de butacas lo
recibe como la decantación de un humor fresco y la ironía descarada de una
mujer esencialmente dueña de su destino y de sus pasiones.
Algunas de las reflexiones de Molly
Bloom provocaron suficientes sonrisas entre los espectadores como para llevarme
hasta el mes de febrero de 2020, cuando en las mismas tablas del Teatro de las
Esquinas se programó ‘Cinco horas con Mario’ protagonizada por Lola Herrera. En
aquella función también se escucharon sonrisas provocadas por las confesiones que
contaba Carmen Sotillos, y como aquellos sucedidos de hace cuarenta años podrían
definir el pensamiento medio del españolito-que-al-mundo-vienes-te-guarde-Dios
y sin embargo, en pleno siglo XXI eran recibidas como los recuerdos de una
abuela a la que queremos profundamente porque, si en el pasado eran moneda
común para justificar lo injustificable de un régimen dictatorial, ahora se
percibían como una delicia costumbrista que denunciaba la situación de la mujer
en medio de aquella sociedad. Pero volvamos a Molly Bloom.
Dos focos de tonalidades verdes
iluminaban una cama de hierro, el cabecero y los pies prendidos de barrotes
para que no se escapara un colchón delgado y poco mullido. Molly aparece
agarrada a la cama, ese será su espacio vital durante gran parte de la
representación. El pelo blanco aporta la imagen de una mujer potente envuelta
en la delicadeza de unas telas negras bajo las que se adivinan unas medias tan
rojas como la pasión de esos labios por los que brotan todas las palabras, las
más delicadas para el amor y los recuerdos; las más explícitas para el sexo y
la injusticia. Todas ellas acunadas por una dicción al vaivén de los matices
que a veces son pausas, dudas o repeticiones. El plano del viaje emocional lo encontramos en el movimiento de sus manos, el guiño de su
mirada y el vaivén de su cuerpo. Todas las herramientas de la interpretación al
servicio de un ritual que salta de un estado de ánimo a otro con la hermosura
dramática de la precisión. Hay un momento clave en el que la coreografía abandona
el cobijo de la cama, escapa de esa cárcel donde conviven placer y resignación,
y toda la energía se proyecta hacia el proscenio que, como si fuera un balcón,
recibe los gritos y la energía de quien pide una bocanada de libertad. Entonces
llegó el momento más difícil de la función.
Ya era la segunda vez que ocurría. Un
espectador maleducado dejó sonar su teléfono móvil y amenazó con destruir la
obra de orfebrería que Magüi Mira estaba dibujando sobre el escenario. La
actriz tuvo un segundo de duda, por un momento creí que los pitidos la había
sacado del papel y todo terminaría en un desastre. Pero fue un espejismo. La
actriz prolongó su sonrisa, mantuvo el equilibrio del gesto y esperó a que el
gañan apagara aquel incordio y así, cuando el insensato devolvió el silencio a
la sala, la elegancia de la diosa retomó el monólogo en la frase anterior a la
interrupción y siguió con su lección magistral hasta que la sala se fundió a
negro. El aplauso del respetable fue largo, profundo y cargado de emoción.
Magüi Mira había impartido una clase magistral de como los latidos de la vida pueden
encarnarse en la ficción dramática que representa el teatro.
‘Molly Bloom’
Producción: Pentación Espectáculos y
Mirandez Producciones. Productor: Jesús Cimarro. Autor: James Joyce. Versión y
dirección: Marta Torres y Magüi Mira. Reparto: Magüi Mira. Diseño de
iluminación: José Manuel Guerra. Diseño de vestuario: Helena Sanchis. Espacio
sonoro: Jorge Muñoz. Gerencia y regiduría: Jorge Muñoz. Diseño de cartel y
fotografía: Geraldine Leloutre.
13 de enero de 2023. Teatro de las
Esquinas
Etiquetas: Antón Castro, critica teatro, James Joyce, Jesús Cimarro, Juan Cruz, Magüi Mira, Marta Torres, MIrandez Producciones, Pentación Espectáculos, Teatro de las esquinas
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