Más feliz que nunca
Ahora que me voy estoy más contenta. Ojalá pudiera
explicar mis motivos, quizás entonces me entenderías mejor. Pero también creo
que sería un ejercicio inútil porque en realidad nunca me has querido entender.
Daba igual si te daba una oportunidad o mil, tu pensamiento, ese que crees tan
inteligente, nunca ha hecho el mínimo esfuerzo por saber quién soy, por eso te
escribía aquellas cartas que tanto te hacían reír cuando las recogías en el
buzón y en las que me contaba para ti. Escribir me ayudaba a salir de ese
pasillo oscuro por el que transitaba. Si las hubieras leído comprenderías mi
pasado y el camino que seguí hasta llegar a ti. No fue un paseo agradable y a
veces, cuando fantaseaba con otra vida, pensé que tu amor era la estación final.
No, no digas nada, no digas que no es justo. Ahora te veo
claramente como el tipo indeseable que me asustaba, no era protección lo que me
ofrecías, tan solo la oscuridad que precede al odio. Odias la vida, a la gente
y a mí. Me trataste como a una mierda y yo, tan triste y desolada, pensé que me
lo merecía.
No te voy a recordar todas las veces que me hundiste porque
he decidido vaciarme de ti. Tú nunca has estado a mi lado, he borrado todas tus
huellas, tus golpes y tu malababa y ahora, en estos momentos de gloria, voy a
salir a la luz del sol para ser más feliz que nunca. Jodidamente feliz.
Etiquetas: Relato
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