Guardar como
Había una época en la que los recuerdos y la memoria
mandaban, daba un poco igual si alguna de ellas flaqueaba porque entonces
entraba en juego la literatura y la creatividad. Si estamos de acuerdo en que recordar
es una función esencial, también deberíamos estarlo en reconocer la fragilidad de
nuestra memoria y eso, que parece un problema, podía ser el disparadero para
crear aventuras, relatos y otras vidas más excitantes, ya ven ustedes, todo
ventajas. Sin embargo Internet, el móvil y las redes están afectando a nuestros
recuerdos. Ya no hay sitio para los errores de la memoria que se convertían en
abisales simas de fantasía. Ahora toda la fragmentación de nuestro pasado ha
pasado de la grabación cerebral biológica a un almacén virtual donde esos
fragmentos forman una imagen nítida, si acaso con filtro un Juno o Lark, que
hace imposible recombinar el pasado de un modo distinto a cómo ocurrieron los
hechos. Nos impide imaginar.
En la época Google la extensión de nuestra memoria mediante
los teléfonos inteligentes hace que ya no prestemos atención a los acontecimientos
ni extraordinarios ni ordinarios porque ya no es necesario recordar ni recrear:
Todo se reduce a extensiones .jpg, .txt o .doc. Nuestra memoria se aligera y
con ella la capacidad para recrearnos en las cosas que, aunque no fueron,
también nos construyen como personas.
Y les dejo, tengo que activar el “Guardar como” para que
este documento se quede archivado…
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