El ritmo cardiaco de Naiara
Naiara pesa tres kilos doscientos gramos, tiene dos meses
recién cumplidos y un corazón nuevo. El corazón de Naiara es del tamaño de una
ciruela y rompió decenas de corazones cuando dejó de latir en el pecho de otro
bebé. Sin embargo los padres se sobrepusieron con suficiente clarividencia como
para decidir que aquel corazón volara hasta el cuerpo de Naiara. El nuevo
corazón de Naiara había dejado de latir, era lo que los médicos llaman
asistolia o una ausencia completa de actividad eléctrica en el miocardio. Todos
lo hemos visto en alguna película: La asistolia se identifica como el ritmo cardiaco
correspondiente a un línea plana y un pitido continúo en un monitor. Entonces
sabemos que el corazón está muerto.
Aunque el corazón muerto que recibió Naiara estaba frío, ella esperó con paciencia a que pasaran las doce horas que necesitaron los cirujanos para terminar su trabajo: Conectar todas las tuberías y comprobar que no había fugas en las juntas de las llaves de paso hasta que llegó el momento crucial en el que Naiara no dudó y arrancó a la primera su nuevo corazón que se contrajo en una voltereta de sístole , se relajó al modo gozoso de diástole y la presión sanguínea llenó de guirnaldas venas y arterias. La fiesta de la vida se podía medir en el monitor que registraba el ritmo cardiaco. Fue entonces cuando Naira decidió ser percusionista y trasplantar a todo mundo el ritmo de su corazón. Si guardas silencio y prestas atención lo podrás escuchar: Pum Pum. Pum Pum.
Etiquetas: Relato
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