La curvatura de la córnea

26 marzo 2021

La libertad de todos

Ahora que el centro derecha liberal y castizo hasta el infinito y más allá quiere que comulguemos con la rueda de molino del correquetepillo o libertad, quizás sea bueno atender al consejo de Alicia García Ruiz y recordarles que sí, que el liberalismo político es una tradición que tiene irrenunciable el valor de la libertad y que esa reivindicación todos la firmamos si nos dejan un cachito de papel y que después de rubricar todos juntos nuestro amor por la libertad tal vez deberían preguntarse por la una cuestión esencial en el pensamiento de la filosofa política Judith Shklar: “¿Puede y debe un liberal político comprometerse profundamente con la sociedad en la que habita?”. García Ruiz afirma que lo fascinante del liberalismo de Shklar es que ella, después de advertir de lo corrosivo del individualismo que suele aparecen en las versiones más incívicas del liberalismo, les invita a pensar que las normas no solo tiene fuerza coercitiva en el sentido de obligar al ciudadano, sino que sobre todo “liga a un ciudadano con un sistema normativo y con un Estado” y así, de la mano de Shklar, nos encontramos con un liberalismo que no huye del Estado al que “concibe como proveedor de servicios y agente de redistribución” dos cualidades que exigen un compromiso sincero y una identificación institucional entre ciudadano y Estado. Shklar dibuja por tanto un individuo liberal que va más allá del simple egoísmo individualista y que concibe “un Estado activo en la protección de las libertades democráticas a través del combate contra la desigualdad de oportunidades y la pobreza”
Alicia García Ruiz termina su artículo apelando a que “sin duda es la hora de rescatar esta concepción del Estado que garantiza y extiende un concepto de libertad para todos”

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