Manual del perfecto vanguardista, en el Pequeño Teatro de los Libros
La niebla cayó sobre el Barrio de Las Fuentes mientras en la librería El Pequeño Teatro de los Libros, un perfecto idiota impartió, con casco militar, tutú y una camisa del mismo color que la mía, una docta conferencia sobre el “Manual del Perfecto Vanguardista”
Cualquiera puedes saber, incluso sin consultar la wikipedia, que el término vanguardista alude al que está en vanguardia de algo, en la primera línea de la batalla, da igual si es cultural, sexual o medio pensionista. Sin embargo, el perfecto vanguardista, como recordó el conferenciante, tiene que serlo por situarse a la cabeza de la vanguardia alemana. Los bávaros son el camino, la verdad y la vida y además, según afirmó el tipo del tutú al que ya le había visto los calzoncillos en un par de ocasiones, por algo habían ganado dos guerras mundiales. Seguramente por estar a la vanguardia.
La charla continuó con el relato de la formación académica del conferenciante. Se deleitó en enumerar el largo camino por las aulas de afamados “Laboratorien” que lo dejaron en la tesitura de no comerse una mierda como actor normal o convertirse en actor de vanguardia, buscar su propio discurso y seguir comiéndose una mierda. Como sugiere el título del espectáculo, optó por la segunda posibilidad y comenzó a escribir poemas, poemas de vanguardia. Utilizó un método que tuvo la amabilidad de compartir con todos nosotros y que más o menos se resume como sigue: Primero se busca un título triste. Después se le añaden metáforas a cascoporro. Luego se sigue con las metáforas, pero ahora centradas en las reflexiones sobre la vida. El poema se concluye con algo de andar por casa y que todo el mundo entienda. A modo de ejemplo, el conferenciante utilizó este práctico manual y deleitó al respetable con algunas de las más bellas composiciones poéticas que yo he escuchado en bodas, bautizos y comuniones.
La expresión corporal también puede formar parte de la vanguardia, como así demostró el conferenciante con una corografía para una vanguardista versión de la canción “El Polichinela” que anduvo a medio camino entre el cuplé de Olga Ramos y la copla de Concha Piquer, dos afamadas vanguardistas que nunca han sido suficientemente valoradas. El ballet fue muy aplaudido por el público.
El meollo de la conferencia llegó con un encuentro endoplástico en la tercera fase, lo que los profanos en terminología vanguardista llamamos: Hablar con los espíritus. El conferenciante se transformó ante nuestros ojos en Lola Flores y ella, La Faraona, anunció la presencia de André Breton. Que menos para un acto de vanguardia, pensaran los más avispados lectores. Sin embargo algo falló en la transición endoplástica de la carne porque el que apareció fue Salvador Dalí, Dalí Vida, Dalí Arte, Divino Dalí. La prosopopeya de su discurso terminó con una performance de Sara Montiel y la versión alcachofano-catalana del hit vanguardista “La violetera”
El tiempo endoplasmático se rompió sin avisar y el conferenciante regresó al centro del escenario un poco despistado y conmocionado por la experiencia extra sensorial. Fue un momento de tensión porque, cuando la corbata se le cayó la suelo, afirmó: “En la vanguardia es importante cabrearse”, aunque él, doy fe, se cabreó mas bien poco.
El acto tuvo un genuino final de vanguardia alemana. Si el resto de las vanguardias se inauguran con un decálogo, la vanguardia alemana termina con él. Me gustaría detallar los conceptos que se trataron en estos diez puntos pero, agradecido y emocionado como una Lina Morgan cualquiera, me quedé congelado cuando el oráculo de la vanguardia dictó mensajes que venían de más allá de la Zona Euro.
El final anunciado no fue el final porque el conferenciante guardaba un último golpe de efecto. El stripteas requetefinal fue de casco, zapatos y tutú: El mortal desvistió al personaje de su máscara roja y el actor abandonó la escena. Ya no había disfraces, ni atrezzo, ni dramaturgia. Ese es un salto que solo está al alcance de los valientes, actores que, ante nuestra sorpresa, se desnudan y nos muestran la delgada línea que separa al bufón del hombre. Fue un breve espejismo, apenas unos segundos hasta que el conferenciante regresó bajo los focos, dio marcha atrás y se fue por donde había venido.
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Si quieres puedes encontrar al conferenciante de " Manual del Perfecto Vanguardista":
Telf: 606 87 83 43
Mail: jordigomez@gmail.com
http://basadoenunapersonareal.tumblr.com/
Cualquiera puedes saber, incluso sin consultar la wikipedia, que el término vanguardista alude al que está en vanguardia de algo, en la primera línea de la batalla, da igual si es cultural, sexual o medio pensionista. Sin embargo, el perfecto vanguardista, como recordó el conferenciante, tiene que serlo por situarse a la cabeza de la vanguardia alemana. Los bávaros son el camino, la verdad y la vida y además, según afirmó el tipo del tutú al que ya le había visto los calzoncillos en un par de ocasiones, por algo habían ganado dos guerras mundiales. Seguramente por estar a la vanguardia.
La charla continuó con el relato de la formación académica del conferenciante. Se deleitó en enumerar el largo camino por las aulas de afamados “Laboratorien” que lo dejaron en la tesitura de no comerse una mierda como actor normal o convertirse en actor de vanguardia, buscar su propio discurso y seguir comiéndose una mierda. Como sugiere el título del espectáculo, optó por la segunda posibilidad y comenzó a escribir poemas, poemas de vanguardia. Utilizó un método que tuvo la amabilidad de compartir con todos nosotros y que más o menos se resume como sigue: Primero se busca un título triste. Después se le añaden metáforas a cascoporro. Luego se sigue con las metáforas, pero ahora centradas en las reflexiones sobre la vida. El poema se concluye con algo de andar por casa y que todo el mundo entienda. A modo de ejemplo, el conferenciante utilizó este práctico manual y deleitó al respetable con algunas de las más bellas composiciones poéticas que yo he escuchado en bodas, bautizos y comuniones.
La expresión corporal también puede formar parte de la vanguardia, como así demostró el conferenciante con una corografía para una vanguardista versión de la canción “El Polichinela” que anduvo a medio camino entre el cuplé de Olga Ramos y la copla de Concha Piquer, dos afamadas vanguardistas que nunca han sido suficientemente valoradas. El ballet fue muy aplaudido por el público.
El meollo de la conferencia llegó con un encuentro endoplástico en la tercera fase, lo que los profanos en terminología vanguardista llamamos: Hablar con los espíritus. El conferenciante se transformó ante nuestros ojos en Lola Flores y ella, La Faraona, anunció la presencia de André Breton. Que menos para un acto de vanguardia, pensaran los más avispados lectores. Sin embargo algo falló en la transición endoplástica de la carne porque el que apareció fue Salvador Dalí, Dalí Vida, Dalí Arte, Divino Dalí. La prosopopeya de su discurso terminó con una performance de Sara Montiel y la versión alcachofano-catalana del hit vanguardista “La violetera”
El tiempo endoplasmático se rompió sin avisar y el conferenciante regresó al centro del escenario un poco despistado y conmocionado por la experiencia extra sensorial. Fue un momento de tensión porque, cuando la corbata se le cayó la suelo, afirmó: “En la vanguardia es importante cabrearse”, aunque él, doy fe, se cabreó mas bien poco.
El acto tuvo un genuino final de vanguardia alemana. Si el resto de las vanguardias se inauguran con un decálogo, la vanguardia alemana termina con él. Me gustaría detallar los conceptos que se trataron en estos diez puntos pero, agradecido y emocionado como una Lina Morgan cualquiera, me quedé congelado cuando el oráculo de la vanguardia dictó mensajes que venían de más allá de la Zona Euro.
El final anunciado no fue el final porque el conferenciante guardaba un último golpe de efecto. El stripteas requetefinal fue de casco, zapatos y tutú: El mortal desvistió al personaje de su máscara roja y el actor abandonó la escena. Ya no había disfraces, ni atrezzo, ni dramaturgia. Ese es un salto que solo está al alcance de los valientes, actores que, ante nuestra sorpresa, se desnudan y nos muestran la delgada línea que separa al bufón del hombre. Fue un breve espejismo, apenas unos segundos hasta que el conferenciante regresó bajo los focos, dio marcha atrás y se fue por donde había venido.
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Si quieres puedes encontrar al conferenciante de " Manual del Perfecto Vanguardista":
Telf: 606 87 83 43
Mail: jordigomez@gmail.com
http://basadoenunapersonareal.tumblr.com/
Etiquetas: el pequeño teatro de los libros, Relato, reseña teatro
2 Comments:
Muchas gracias por tu reseña- acercamiento del Manual, Javier, es la primera que me hacen y me ha hecho mucha ilusión.
A ver si la próxima vez no te vas tan rápido y podemos hablar después de la función...
Un abrazo agradecido y emocionado :)
Yordi (Conferenciante con nariz)
Hola Yordi
Digamos que, aunque a veces también salen reseñas ortodoxas ;-) de este teclado, me gusta más este juego de acercarme, glosar y jugar a contar lo que veo.
Para la próxima grabamos una entrevista y la ponemos en las Tardes de Blog de El Pequeño Teatro de los Libros.
Un abrazo
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