Vuelta a la sombra y luz

Surcos para un Teruel trianero.
La llamo niña porque me gusta verla reír. El oro y el moro para atrapar su sonrisa y palmear por bulerías en cada esquina alumbrada por un farol. Y hablar de vivir. Y en los días de viento y lluvia sus labios por las esquinas, por los caminos de llama y sol.
Vuelvo vestido de clavel. Ella calcula sus pasos hasta que un abrazo descubre la verdad. El beso nos devuelve el sabor de un tiempo robado sin saber.
Y al final, ahora que los discos duermen en el trastero, vuelta a la sombra y luz.
Etiquetas: Relato
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home