La noche del armadillo
Había una vez una Princesa que soñó con Cicely, sus bosques, sus gentes y un caribú. A la mañana siguiente la Princesa descubrió que bajo su almohada se había instalado un armadillo. El mundo, al otro lado de la ventana, era un anacardo. La lluvia de miel dejó paso al aguacero de microeconomía sentimental. Tormenta de amortización.
Alaska estaba más lejos que nunca y la noche se extendió más allá de su lecho. La Princesa se sentó en el muro de sus pensamientos, más tarde nadó hasta el reino del siluro. Junto a las compuertas automáticas se transformó en branquias y metió en un saco toda la hipocresía que la cercaba: Las palabras sordas de amor oxidado y la maldita carcoma que la roía. Parecía fácil pero no lo fue. Se deshizo de las heridas en una carnicería de mercromina hasta que, esparcida por el suelo, escuchó el bang bang de la marcha. La pulcritud almidonada de un portazo. El epílogo de una tarde de cierzo y más cierzo cuando la Princesa acabó con el erizo de paños calientes. Él la pomada embustera del curica sana. Ella la santanita en los labios.
La Princesa se apeó de la calabaza y bebió la cerveza amarga de las cicatrices. Se emborrachó en las culpas, caminó por el lado peligroso de las aceras y aprendió que no hay nada malo en las chicas que lloran.
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“La noche del armadillo” es el primer poemario de Ana Lacarta (Ateca, 1976), ganador del premio Torrero 2009 y que la editorial Cartonerita Niña Bonita edita dentro de su colección de libros cartoneros, fabricados a partir de elementos precedentes de cajas y recipientes de cartón, ilustrados manualmente, siendo cada uno de ellos un objeto único e irrepetible.
http://www.cartoneritaninabonita.comze.com/
Alaska estaba más lejos que nunca y la noche se extendió más allá de su lecho. La Princesa se sentó en el muro de sus pensamientos, más tarde nadó hasta el reino del siluro. Junto a las compuertas automáticas se transformó en branquias y metió en un saco toda la hipocresía que la cercaba: Las palabras sordas de amor oxidado y la maldita carcoma que la roía. Parecía fácil pero no lo fue. Se deshizo de las heridas en una carnicería de mercromina hasta que, esparcida por el suelo, escuchó el bang bang de la marcha. La pulcritud almidonada de un portazo. El epílogo de una tarde de cierzo y más cierzo cuando la Princesa acabó con el erizo de paños calientes. Él la pomada embustera del curica sana. Ella la santanita en los labios.
La Princesa se apeó de la calabaza y bebió la cerveza amarga de las cicatrices. Se emborrachó en las culpas, caminó por el lado peligroso de las aceras y aprendió que no hay nada malo en las chicas que lloran.
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“La noche del armadillo” es el primer poemario de Ana Lacarta (Ateca, 1976), ganador del premio Torrero 2009 y que la editorial Cartonerita Niña Bonita edita dentro de su colección de libros cartoneros, fabricados a partir de elementos precedentes de cajas y recipientes de cartón, ilustrados manualmente, siendo cada uno de ellos un objeto único e irrepetible.
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la noche del armadillo (videomicropoema)
from SEDUCEFILMMAKER
on Vimeo.
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Etiquetas: Relato
4 Comments:
Ya estoy aquí...
quien fuese princesa...para tener un armadillo bajo la almohada...
Hola Rafa.
Nunca te has ido, chaval ;-)
Salu2
Hola Marian
El otro día con tu vestido negro y tu sonrisa franca, ay, yo vi una Princesa. El armadillo, en fin, a mi me parece que cada Princesa tiene un animal diferente para guardar sus sueños.
Salu2 y un beso.
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