Jotaele Saldaña No Frost
Juan Luís Saldaña se cocía bajo la carpa de la Feria del Libro de Zaragoza, allí se cocinaban, tarde tras tarde y a base de energía solar, a los autores autóctonos. El público servía de guarnición. Una nueva muestra del auge de la gastronomía aragonesa con productos de denominación de origen. En mitad de chup chup se presentó un señor con gorra de béisbol, conectó media docena de aparatos de aire acondicionado y dejó el guiso de autor y lectores a medio hacer.
En la mesa de las presentaciones un par de impagables colegas dispuestos a subrayar las excelencias de una colección de relatos envasada en un bote de mermelada de plátano con color de frambuesa y titulada “Hasta agotar existencias”. Se habló de amistades fraguadas en gustos comunes y disparidades en todo lo demás, del humor que recorre las líneas del libro y de algunos lectores que afirman como se descojonan de risa con las historias No Frost de Juan Luís Saldaña.
Y llegó su hora. El antiguo Maquinista, prestidigitador del verbo, se transformó en vendedor de feria, de esos que mezclan en su discurso las mantas zamoranas de Prada, Juan Manuel of course, con los candelabros de plata de cualquier salón de plenos de cualquier ayuntamiento de cualquier villorrio de cualquiera de las naciones que conforman esta nuestra nación de naciones, o el coño de la Bernarda, todo por el mismo precio.
El marketing parlanchín y humorístico funcionó. Me puse a la cabeza de la fila de comprar. Era extraño pero sobre la mesa no había ningún ejemplar, ni sobre la mesa, ni a la redonda de mi astigmatismo. Fue entonces cuando el autor abrió un arcón congelador que permanecía oculto a su espalda. Sacó media docena de bolsas para congelar rotuladas con: “Hasta agotar existencias. Depósito legal: Z1631/2010 Consumir preferentemente con la mente abierta y ganas de diversión” Juan Luís Saldaña acercó una de aquellas bolsas hasta mis narices. No te preocupes, me dijo, los libros no sufren ningún tipo de desperfecto con la congelación, ya verás como cuando recupere la temperatura ambiente el papel no ha sufrido nada, eso sí, para descongelarlo no uses el microondas.
Cogí la bolsa, aboné el PVP y salí escopetado. Lo dejé en el primer cajón del congelador, entre los vasos de chupito y los helados Hacendado de chocolate. Allí llevaba dos meses hasta que esta mañana a media mañana, cumpliendo el rito de comenzar el día como se terminó la borrachera, iba a desayunarme con un tiento fresquito del licor de hierbas que mi cuñado trae de contrabando de donde nunca he querido saber.
La bolsa había desaparecido. Pregunté a Migue por el paradero del libro. Ella señaló con el cuchillo de cortar a la sartén mediterránea, fuente de efluvios a base de cebolla, tomate, calamares y un aroma que no identifiqué. He decido incorporar el libro en juliana al sofrito para el arroz a la marinera. Cariño, creo que te sentará bien un poco de diversión, te noto un poco mustio desde que tuviste el último ataque de tartamudez.
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La fotografía original es de agrifonte.com y ha sido ligeramente tratada con Photoshop
En la mesa de las presentaciones un par de impagables colegas dispuestos a subrayar las excelencias de una colección de relatos envasada en un bote de mermelada de plátano con color de frambuesa y titulada “Hasta agotar existencias”. Se habló de amistades fraguadas en gustos comunes y disparidades en todo lo demás, del humor que recorre las líneas del libro y de algunos lectores que afirman como se descojonan de risa con las historias No Frost de Juan Luís Saldaña.
Y llegó su hora. El antiguo Maquinista, prestidigitador del verbo, se transformó en vendedor de feria, de esos que mezclan en su discurso las mantas zamoranas de Prada, Juan Manuel of course, con los candelabros de plata de cualquier salón de plenos de cualquier ayuntamiento de cualquier villorrio de cualquiera de las naciones que conforman esta nuestra nación de naciones, o el coño de la Bernarda, todo por el mismo precio.
El marketing parlanchín y humorístico funcionó. Me puse a la cabeza de la fila de comprar. Era extraño pero sobre la mesa no había ningún ejemplar, ni sobre la mesa, ni a la redonda de mi astigmatismo. Fue entonces cuando el autor abrió un arcón congelador que permanecía oculto a su espalda. Sacó media docena de bolsas para congelar rotuladas con: “Hasta agotar existencias. Depósito legal: Z1631/2010 Consumir preferentemente con la mente abierta y ganas de diversión” Juan Luís Saldaña acercó una de aquellas bolsas hasta mis narices. No te preocupes, me dijo, los libros no sufren ningún tipo de desperfecto con la congelación, ya verás como cuando recupere la temperatura ambiente el papel no ha sufrido nada, eso sí, para descongelarlo no uses el microondas.
Cogí la bolsa, aboné el PVP y salí escopetado. Lo dejé en el primer cajón del congelador, entre los vasos de chupito y los helados Hacendado de chocolate. Allí llevaba dos meses hasta que esta mañana a media mañana, cumpliendo el rito de comenzar el día como se terminó la borrachera, iba a desayunarme con un tiento fresquito del licor de hierbas que mi cuñado trae de contrabando de donde nunca he querido saber.
La bolsa había desaparecido. Pregunté a Migue por el paradero del libro. Ella señaló con el cuchillo de cortar a la sartén mediterránea, fuente de efluvios a base de cebolla, tomate, calamares y un aroma que no identifiqué. He decido incorporar el libro en juliana al sofrito para el arroz a la marinera. Cariño, creo que te sentará bien un poco de diversión, te noto un poco mustio desde que tuviste el último ataque de tartamudez.
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La fotografía original es de agrifonte.com y ha sido ligeramente tratada con Photoshop
Etiquetas: Relato
4 Comments:
Excelente cuento-homenaje al relato "Hasta agotar existencias". Me quito el sombrero, Javier.
Hola Mister Malo
Si usted se quita el sombrero, a mi no me queda otra que quitarme el cráneo. Un halago de su puño y letra es recibido como un premio.
Salu2 Córneos.
primero... es un lujo comentar en el la curvatura desde salou, y segundo.. estuve con juanluis ayer en portaventura... mira tu lo que es la vida.
abrazos javier,, preparate que tengo videos pensaos para el quepues.
el dire.
agustin martin.
HOla dire
Joder con las vacaciones... y simpre dando vueltas a la hormigonera, y me refiero a la cabecica más que la tripa, perillán.
Salu2 córneos y a sus órdenes.
Espero que Saldaña no estuviera congelado jajaja
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