La curvatura de la córnea

23 marzo 2010

Y cerré la boca

Antonio Agudo era cantante, ya saben, esas personas que subrayan los sentimientos que visten nuestras vidas. Antonio cantaba jotas y con dos jotas le han homenajeado al terminar el sepelio. Voces firmes para honrar al amigo con la emoción que emana de las cuerdas vocales.
Antonio pasó las últimas semanas postrado en la cama de su casa. Pablo y sus casi dos metros de altura y bondad lo acompañaba en calidad de yerno sin papeles. Antonio de vez en cuando solicitaba su fuerza para que lo cambiara de posición, una operación que Pablo realizaba con firme delicadeza. Quien ha estado en la cama durante largos periodos sabe de la satisfacción que supone mudar de aires, aunque sólo sea unos pocos centímetros. Antonio se quedaba tan a gusto que pasaba horas jugando con el nombre de su yerno sin papeles. Con las sílabas de “Pablo, Pablito, San Pablito” entonaba una jota al estilo de los montes de Almunia, cantaba con los tintes operísticos del tenor o salmodiaba la delicadeza del canto gregoriano.
Hacía seis meses que no iba al cementerio, desde el entierro de mi madre. Ni siquiera la había visitado cuando me avisaron de Mármoles Ezpeleta para decirme que ya estaba colocada la lápida. A los pocos días volvieron a ponerse en contacto. Todo esta perfecto, afirmé con todo el aplomo del que fui capaz. Quizás esa mentirijilla ha sido el detonante para que esta mañana, después del sepelio de Antonio Agudo, sintiera la necesidad de visitar a mi madre.
Comencé por la manzana ciento veintitrés. Encontrar el nicho de mi padre es fácil: Hace esquina con un solar con funciones de almacén de albañilería y esta perfectamente orientado hacia el enorme cartel que anuncia el Ikea de Puerto Venecia. Su lápida era la más sencilla del catálogo y no tenía florero por aquello que decía mi madre de las flores el amor y los muertos. Sin embargo mi hermana ha dejado uno de sus jarrones, un jarrón amarillo. A ella le gusta dejar flores, y la combinación de la terracota limonada con los pétalos granates conforma un faro inconfundible.
Para llegar al nicho de mi madre sólo tenías que caminar dirección sur, cruzar un par de calles y virar hacia el oeste hasta llegar a una fuente. Más o menos eso fue lo que hice. En el trayecto miré las fotografías de los finados, conté el número de imágenes de la Virgen del Pilar y me despisté. De repente todas las lápidas eran iguales. Aceleré el paso. Recorrí varios pasillos a todo lo largo. Sabía que mi madre descansaba en el último piso, sin embargo comprobé una por una todas y cada una de las tumbas. Mármoles de jaspeado gris, caligrafías blancas, cruces en bajo relieve, de metal y exentas, corazonesdejesús negros y dorados, flores, muchas flores y un señor que sonríe junto a una locomotora. Empecé a correr. Algunas familias limpiaban los recuerdos, hablaban del tiempo, de los chicos, del colegio. Palabras que llenaban de vida el silencio roto por mis jadeos. Estaba agobiado. Era incapaz de encontrarla, la perfecta simetría de los edificios era un laberinto. ¿Qué pensaría mi madre? Me detuve y grité «¡Señora Rosario envíame una señal!»

La canción “Dónde estas Yolanda” de Pink Martini sonó en mi teléfono móvil durante una eternidad de treinta y ocho segundos. El número desde el que me llamaban parpadeaba en la pantalla táctil. Descolgué. La voz de mi madre me llegó juvenil, con un timbre que no había escuchado nunca. Era ella, pero todavía más feliz. Estoy en la manzana ciento veinticinco, justo detrás de ti, en el nicho doscientos cincuenta y cinco, en la fila de arriba. Tu hermana me ha dejado un ramo de flores como el de tu padre. Y cierra la boca que te van a entrar moscas. Que dice tu padre que no te olvides de renovar el contrato con el Ayuntamiento antes de que cumpla cinco años por aquí. Ya sabes que no le gusta hablar por teléfono. Esta en la fila de peticiones. ¿Sabes? Acaba de llegar Antonio Agudo, un señor que nada más llegar no ha cantado unas jotas la mar de bien. Ahora va a hacer una ronda de canciones dedicadas y tu padre quiere que nos cante un tango para bailar como antes, ¿te acuerdas? Como cuando nos mirabas con la boca abierta. Pero hijo, ¡¡cierra esa boca que te van a entrar moscas!!

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18 Comments:

At 23 marzo, 2010 23:25, Anonymous Anónimo said...

Soy Raquel. Gracias Javi. Mi padre ya llevará unas cuantas jotas echadas, y si hay alguna guitarra por ahí, ya se habrá tocado todo su repertorio. Espero que no sepa ahí donde esté cuanto le echamos en falta en casa, para que no se inquiete....sobre todo, que esté en paz

 
At 23 marzo, 2010 23:59, Blogger AGUSTIN MARTIN said...

precioso....

 
At 24 marzo, 2010 14:35, Blogger laMima said...

Que no sé por qué me molesto en abrir esta ventana porque me has dejado muda.
Besos.

 
At 24 marzo, 2010 16:46, Blogger Sara Fedrika said...

HOLA.

Siento lo de tu madre.

¿Es verdad que bailaban tangos? Una vez te oí decir que te gustaría aprender a bailarlos, fué en el teatro del Mercado, en el homenaje a Alonso Cordel. Pero no me respondas, da igual si los bailaban o no, seguro que tienes muchos recuerdos buenos de los dos.
Pero si te voy a preguntar si ese tango lo cantaste para que bailaran por última vez, aunque tu tango sea también el texto que has escrito.

Besos.

 
At 25 marzo, 2010 10:16, Blogger George said...

Muy muy bonito, si señor.
Insisto de nuevo y una vez más. No te deberías quedar en simples entradas de blog.

J

 
At 26 marzo, 2010 01:10, Blogger inde said...

Yo soy de las hermanas que ponen flores. Nunca me he perdido: es la ventaja de los cementerios de pueblo, no tienen pierde.

¿Ventaja? Ahora lo dudo... ¡Qué no daría yo por una llamadica de ésas!

 
At 29 marzo, 2010 11:13, Blogger Mamen said...

Es tan hermoso imaginarse a los seres amados que están con ese humor, haciendo lo que más le gustaba y con quien querían y, además, pendiente de uno, que no se han olvidado de nosotros...da vida.
Un abrazo muy fuerte

 
At 29 marzo, 2010 15:25, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Raquel

Algunas veces encuentro historias y las tengo que escribir. Fue muy generoso de tu parte que me dejaras mostrar algunas intimidades de tu familia. El motivo era noble, lo dice muy bien Mamen por ahí abajo.
Gracias de corazón.

Salu2 Córneos.

 
At 29 marzo, 2010 15:26, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Agustín

Tú y yo sabemos que la brevedad de tu comentario le da grandeza al texto.
Gracias.
;-)

Salu2 Córneos.

 
At 29 marzo, 2010 15:27, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Inma

...LaMima muda, eso es noticia.
;-)

Gracias guapa.

Salu2 Córneos.

 
At 29 marzo, 2010 15:28, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Sara

Después de escribir este comentario tuve la suerte de encontrarte. Desde luego que fue mucho mejor nuestra conversación entre cañas que todo lo que aquí puediera escribir. Me gustó tenerte de nuevo al alcance de mis ojos, sólo faltó uno de tus versos.
;-)

Salu2 Córneos.

 
At 29 marzo, 2010 15:29, Blogger Javier López Clemente said...

HOla George

Gracias por sus insistencias pero recuerda que algunas entradas en algunos blogs son de todo menos simples.
;-)

Salu2 Córneos.

 
At 29 marzo, 2010 15:31, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Marisancho.

Es lo que tiene tener vena romántica. Yo también quiero que me entierren en mi pueblo, con una foto de jovenzano en la lápida y que los visitantes me canten coplas.
;-)

Pero...esto ya lo habíamos hablado
;-)

Salu2 Córneos.

 
At 29 marzo, 2010 15:33, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Mamen

A mi me gusta citar a la gente que falta. Constantemente hablo de mis padres, o de mi cuñado. Recuerdo sus refranes, las anécdotas que nos hicieron reir, hasta sus consejos, esos que no escuché ;-)
Estoy seguro que ellos hacen los mismo con nosotros, eso también es parte de la vida.

Salu2 Córneos.

 
At 10 abril, 2010 17:31, Blogger Magda Robles said...

Hola Javier,
He llegado a este blog de rebote, a través del de un amigo, pero te aseguro que volveré...
De momento me marcho con lágrimas en los ojos, y casi la necesidad de visitar yo también a mis padres, que se han mudado hace poco a un vecindario similar...
Un relato... que ni sé cómo definir...Gracias por la sensación que has provocado esta tarde...

 
At 22 abril, 2010 09:13, Blogger Javier López Clemente said...

Hola MagaRl y bienvenida a este blog.

Cuando leí tu mensaje creció tanto mi felicidad que no pude escribir nada. Tus lágrimas y mi felicidad. Parece contradictorio pero tú y yo sabemos que no lo es.
Comentarios como el tuyo son los que dan sentido a este blog.
Gracias por volver.

Salu2 Córneos.

 
At 18 mayo, 2011 07:44, Blogger Elena-Z said...

NO te conozco de nada, y en realidad tu relato lo he encontrado porque buscaba un enlace a mármoles ezpeleta, los que van a poner la lápida a mi madre, que murió demasiado joven hace 12 días.

Decirte que aunque al principio no lo he entendido muy bien... me encantaría, dentro de seis meses, tener el ánimo de poder escribir yo algo parecido. Sé que a mis padres les encantaría (mi padre también murió demasiado joven, hace ya 15 años). Y aunque de mi padre sí soy capaz de contar anécdotas y sus consejos... lo de mi madre ha sido tan duro que no sé si algún día seré capaz de hacerlo sin romper a llorar, como ahora.
Muchas gracias por los dos minutitos que me has tenido pendiente de tu relato. Me ha parecido precioso.

 
At 07 junio, 2011 11:23, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Elena
Quiero empezar con una disculpa por todo el tiempo que ha pasado hasta que te he contestado. Tu comentario me dejo sin palabras, es literal, me dejó sin palabras que el acto de la comunicación me fuera revelado con las tuyas. Uno se sienta a escribir y nuca sabe muy bien que es lo que ocurre hasta que llegas tú y me das las gracias y, vaya paradoja, de un acto tan triste como la muerte, surge la felicidad de la conexión emocional.
Gracias por tu sinceridad.

 

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