La curvatura de la córnea

27 junio 2009

Donde me Río

La tarde de ayer me invitó a pasear por la margen izquierda del Ebro. Junto al Puente de Hierro me encontré con un podium al que, instado por una bella azafata, podrías subirte y decir todo lo que te diera la gana, un lugar para la libertad de expresión con una sola norma: No vale insultar, un speaker corner´s river a imitación del famoso rincón londinense.
El señor que encabeza con su foto esta entrada estaba dando un discurso para promocionar la AVATA, Asociación anti vegetariana y anti tala de árboles, explicaba lo irracional del desmesurado aumento de vegetarianos en nuestra sociedad y como ese nuevo movimiento afectaba a los números de la carnicería de su tío. En un arrebato amoroso nos invitó a abrazar a algunos de los árboles que nos acompañaban para sentir el fluir de la savia, escuchar todo lo que nos tienen que decir y apreciar que ellos también son seres vivos. Varios de los congregados seguimos sus instrucciones y, para mi sorpresa, abrí un canal de comunicación con un álamo de ribera, tanto me impactó el encuentro que he quedado en volver esta tarde.
Luego subió una señora para protestar por esa costumbre tan zaragozana de no hacer fila en la parada de los autobuses urbanos, en lugar de una cola de ciudadanos responsables, los usuarios del transporte público ya estamos habituados a sufrir esas aglomeraciones desordenadas de picaros que no respetan el turno.
Y me animé. Subí al estrado que se me ofrecía y conté la tristeza con la que había recibido la noticia de la muerte de Michael Jackson, tuve miedo de provocar la risa o que alguno de los que me escuchaban hicieran mofa de mi dolor, sin embargo sentí calorcito humano y eso me llevó a formular una petición a modo de homenaje, dicho y hecho, la azafata, el fundador de la AVATA, la señora de los autobuses, tres señores muy amables y yo mismo nos situamos en posición de baile de los zombies de Thriller. Los altavoces de Le Pastis, una de las terrazas ribereñas del Ebro, nos trajeron las notas de Jacko. La coreografía fue perfecta porque las imprecisiones propias de la improvisación quedaban ocultas tras la humanidad de tan humilde homenaje al desaparecido Rey del Pop.
A mi la experiencia me sentó de maravilla y por eso te recomiendo un gesto de deshogo para decir lo que quieras, protestar, lanzar a los cuatro vientos las palabras de amor que nunca te atreviste a recitar, para todo eso y para todo lo que se te pueda ocurrir, solo tienes que acudir a las 19 horas de cualquier viernes o sábado de julio a la margen izquierda del Ebro, junto al Puente de Hierro.

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