High School Musical 3
Me gustan los musicales, ya saben, esas películas dónde los protagonistas se ponen a cantar y a bailar en cualquier momento y situación. Si a eso le sumamos la campaña de publicidad subliminal, y no tanto, a la que nuestra sobrina Paula de ocho años nos había sometido durante los dos últimos meses, el resultado fue que ayer asistimos al estreno de “High School Musical 3”
Reconozco que pasé gran parte del viernes preparando mente y cuerpo para pasar la prueba de acumulación de niñas y adolescentes cargadas del cubo gigante de palomitas con mega vaso de Coca-Cola, dispuestas al grito fácil y al desmayo. En eso acerté, pues los espectadores que no éramos adultos, en aspecto y carné de identidad, eran jovencitas propensas a cierto grado de histeria colectiva, esa que tanto adoro en los fans cuando se ejerce con criterio artístico.
La película comenzó y se terminaron mis dudas, mis males y mis prejuicios. El argumento lo sabemos de sobra, fin de curso en un instituto de Estados Unidos en el que veremos un partido, los pasillos con las taquillas, las clases de diseño, la ceremonia de graduación, el baile y grandes casas con enormes jardines. Hasta ahí nada nuevo. También estuvieron presentes valores como la solidaridad, el compañerismo, la amistad, el esfuerzo, la búsqueda de uno mismo, los malos que no lo son tanto y, como no, el amor. Hasta aquí todo seguía lo previsto en mi guión. Lo que no me esperaba fue mi reacción.
La película empezó en una cancha de baloncesto con una realización brillante, muy cercana al video clip y me enganché a la historia. Desde el minuto uno disfruté con esa pandilla de chicos y chicas que se encuentran en la primera de las encrucijadas de la vida, me emocioné con el desarrollo de los temas románticos, reí con los previsibles gags, aplaudí en varias ocasiones desués de ver algunos excelentes números musicales que contiene la película y reconocí homenajes a los espectáculos de Broadway, a la estética de Fiebre del Sábado Noche y a los bailes de Jacko.
Una película de la que disfruté como hacía tiempo no lo hacía en el cine, con risas ante lo obvio, con deleite ante las buenas coreografías y, será tonto —estoy preocupado lo confieso, — el caso es que llegué a tener los ojitos húmedos en las primeras escenas de declaración de amor todavía adolescente, esos amores en estado puro, un poco edulcorados, señoras y señores amores de Disney al fin y al cabo.
Reconozco que pasé gran parte del viernes preparando mente y cuerpo para pasar la prueba de acumulación de niñas y adolescentes cargadas del cubo gigante de palomitas con mega vaso de Coca-Cola, dispuestas al grito fácil y al desmayo. En eso acerté, pues los espectadores que no éramos adultos, en aspecto y carné de identidad, eran jovencitas propensas a cierto grado de histeria colectiva, esa que tanto adoro en los fans cuando se ejerce con criterio artístico.
La película comenzó y se terminaron mis dudas, mis males y mis prejuicios. El argumento lo sabemos de sobra, fin de curso en un instituto de Estados Unidos en el que veremos un partido, los pasillos con las taquillas, las clases de diseño, la ceremonia de graduación, el baile y grandes casas con enormes jardines. Hasta ahí nada nuevo. También estuvieron presentes valores como la solidaridad, el compañerismo, la amistad, el esfuerzo, la búsqueda de uno mismo, los malos que no lo son tanto y, como no, el amor. Hasta aquí todo seguía lo previsto en mi guión. Lo que no me esperaba fue mi reacción.
La película empezó en una cancha de baloncesto con una realización brillante, muy cercana al video clip y me enganché a la historia. Desde el minuto uno disfruté con esa pandilla de chicos y chicas que se encuentran en la primera de las encrucijadas de la vida, me emocioné con el desarrollo de los temas románticos, reí con los previsibles gags, aplaudí en varias ocasiones desués de ver algunos excelentes números musicales que contiene la película y reconocí homenajes a los espectáculos de Broadway, a la estética de Fiebre del Sábado Noche y a los bailes de Jacko.
Una película de la que disfruté como hacía tiempo no lo hacía en el cine, con risas ante lo obvio, con deleite ante las buenas coreografías y, será tonto —estoy preocupado lo confieso, — el caso es que llegué a tener los ojitos húmedos en las primeras escenas de declaración de amor todavía adolescente, esos amores en estado puro, un poco edulcorados, señoras y señores amores de Disney al fin y al cabo.
Etiquetas: cine
10 Comments:
si es que eres un pedazo de romántico que no puedes con tu alma.
Besitos.
S. Manrique.
MI hijo estaba intentando convencerme para que fuera con él a verla. Yo también soy una entusiasta de los viejos (y los nuevos)musicales. Tu comentario ha inclinado la balanza a favor del peque. Lo dejo para el próximo fin de semana.
Javi Javi no se que pensar. Si es que te gustan mucho los musicales, si eres un romanticón o si estan volviendo a la adolescencia.
Me inclino por esto último, si si, visto lo visto en este comentario y tus últimas improvisaciones no tengo lugar a dudas, g g g.
Sigue asi alicate, me gusta.
J
Mi hija de 14 años vino feliz el sábado de ver esta película. Me comentó dos cosas, primera que había un buen grupo de cuarentones (jajajaja), y segundo, que le recordaba algo a Grease...no sé. Cuando la echen por tele, me insistirá en verla con ella, y entonces, ya te diré.
Un abrazo.
A mí me toca verla este domingo. Mi hija quiere ir con las demás niñas de su clase. Pienso disfrutar de la peli sin ningún prejuicio y me atracaré de palomitas de colores. ¡Bien!
Hola Sagrario.
ay, será eso.
Salu2 Córneos.
Hola Lamia.
Siempre lo digo, estas reseñas son lo que son, no pretender ser consejo de nada. Pero en fin, espero que vuelvas y nos cuentes que te ha parecido.
Salu2 Córneos.
Hola George.
No hace falta urgar en la herida de mis últimas y penosas improvisaciones, jajajajajaja, prometo subir el nivel.
Salu2 Córneos.
Hola Mamen.
Bueno, cierto aroma a Grease es inevitable: Instituto, jóvenes, bailes. Pero el grado de ácidez del clásico de los ochenta no esta ni de lejos en esta cinta. Hay una escena en la chatarrería que pudiera tener la intención de homenajearla pero no, creo que no.
Salu2 Córneos y cuarentones jajajajajajaja, vaya con la chiquilla.
Hola Sara.
Ojalá que disfrutes y espero que vuelvas para contarlo.
Salu2 Córneos.
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