Una brevísima excursión entre lluvias
La lluvia cesó cuando llegué a la altura de la calle Sierra Pambley, el fenómeno atmosférico se fue con la misma rapidez que había llegado, la cortina gris me adelantó y se perdió en dirección al río Bernesga. El sol impuso la ley de sus rayos ante los cuales cerré el paraguas trianero. Fue un gesto de alivio al que se sumó la sonrisa que la Virgen Blanca me dedicó desde el parteluz de la puerta principal de la Catedral. Tomé su gesto como una invitación para entrar a su casa y contemplar el espectáculo de las últimas luces del día dando vida al círculo de ángeles que custodian a la Madre de Dios y al fruto de sus entrañas. Cuando llegué a la altura de la verja que rodea el edificio me topé con un tipo del estilo beato beatorum. Me examinó de arriba abajo, reparó en la cámara de fotos y en la guía turística que asomaba por uno de los bolsillos del chubasquero. La pregunta me la hizo con el retintín de quien sabe la respuesta « ¿Va a escuchar la Santa Misa al completo?» Tuve ese segundo de brillantez que nunca consigo en los momentos necesarios «Los “completos” los suelo solicitar en otros lugares» pero silencioso, temeroso y avergonzado, sólo fui capaz de agachar la cabeza y recuperar el itinerario previsto: Todo derechito y cuesta abajo hasta llegar a la Plaza Mayor esquina con la calle Matasiete, allí no encontré ni rastro de la reyerta de dónde le viene el nombre. Dos zancadas y me planté en la Plaza de San Martín para admirar el abanico de tascas, mesones y garitos que me anunciaron un ajetreado recorrido de tapas con corto de cerveza por La Gitanilla, El Gaucho, La Alpargata, El Besugo y un sin par más lugares lúdicos en los que degustar alitas de pollo, sopas de ajo, picadillo, rabo, patatas picantes, morcillas, bollos preñados, mejillones en salsa y nosecuantasdeliciasmás. En esa premonitoria felicidad me veía inmerso cuando sin más ni más un dolorcillo en lo más profundo de las tripas me puso en alerta. El instinto de supervivencia dinamizó los músculos propulsores de mis piernas y agitó las cuerdas vocales al grito de ¡pies para que os quiero!
Cabalgué sobre mis zapatos, huí a grandes zancadas dejando a mis espaldas el tantas veces deseado recorrido por el Barrio Húmedo hasta alcanzar la Hospedería Casco Antiguo dónde senté mi dignidad: Las posaderas en prietas, una mueca en los labios y truenos con rayos agitando el transito intestinal.
La excursión que se anunciaba gastronómica terminó gastrointestinal mientras una lluvia desbaratada insistía en mojar el maravilloso casco antiguo de León.
Cabalgué sobre mis zapatos, huí a grandes zancadas dejando a mis espaldas el tantas veces deseado recorrido por el Barrio Húmedo hasta alcanzar la Hospedería Casco Antiguo dónde senté mi dignidad: Las posaderas en prietas, una mueca en los labios y truenos con rayos agitando el transito intestinal.
La excursión que se anunciaba gastronómica terminó gastrointestinal mientras una lluvia desbaratada insistía en mojar el maravilloso casco antiguo de León.
11 Comments:
¡Una excursión gastrointestinal por León!, que original eres.
Seguro que la culpa fue del mal pensamiento anterior. Es lo que tiene la Santa Misa: como no dan pinchos uno se sujeta mejor. Ayuno era eso ¿no?
Bueno, otra vez será. Jeje.
Besos.
¡Qué envidia! (sana, eso sí...)
¡Abrazos!
Hola Lamima
jajaja En este caso la originalidad fue de mis tripas jajajajajaja
Ya me gustaría saber los motivos,pero quizás hayas dado con la solución a la escasa asistencia a misa: Celebración con pincho, impresionante.
Salu2 Córneos
Hola Antonio.
Supongo que la envidia viene por lo gastronómico más que por lo gastrointestinal :-)
Salu2 Córneos.
¡Efestiviwonder!
¡Un abrazi, có!
Desde luego te pasa cada cosa, eh? espero que disfrutes de la visita a León y no tengas más ajetreos de esos repentinos,jajaja.Un abrazo!!!
Hola Gubia.
Disfruté tanto de la visita a León que estoy pensando proponer una nueva ruta por el Barrio Húmedo con reportaje fotográfico incluído.
Salu2 Córneos y un abrazo, por cierto, me encontré con un montón de carteles que me indicaban la carretera dirección Palencia
;-)
Siii!!! Has estado cerca de dónde vivo. La autovía para León pasa por Carrión de los Condes, muy cerquita de aquí. La próxima vez que pases, espero que tengas un ratito para que podamos tomar un café. Un abrazo.
Parece que la ciudad de León promete. Lástima lo de tus tripas.
Hola Gubia.
Palencia esta en mi agenda de viajes. Siempre he pensado en un encuentro a mitad de un puente de piedra, fueron ella, ¿recuerdas? quienes nos pusieron en contacto. Todo eso si consigo salvar esta penosa y vergonzosa relación bloguera, ¡¡¡qué yo no soy tan soso!!! me digo alguna vez
jajajajajaja
Salu2 Córneos y un abrazo.
Hola Sara.
Claro que promete, estoy contento con la visita después de mis achaques "por no tener conocimiento" como alguien me recuerda, así que en perfecto estado de revista la visita y el recuerdo aún será mejor.
Salu2 Córneos.
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