De paseo
Para Luisa Miñana
La tarde anunciaba lluvia en Zeta cuando me fui de paseo, sin embargo, las nubes desaparecieron en una pirueta en mitad de la calle San Miguel, a la altura del parking del Hotel Zentrum bajé la cremallera del chubasquero y en la puerta del Bar Damasco introduje la mano izquierda en el bolsillo del mismo lado. El primer contacto fue con los dientes de sierra del borde de la concha. Sonreí. El recuerdo saltó hasta la playa de Valencia, allí recogí aquel pequeño caparazón de una almeja, fue el día que los Héroes del Silencio se despidieron para siempre y ya han pasado siete meses.
El Paseo de la Independencia estaba desierto de tráfico rodado, tan sólo uno de los flamantes automóviles recién estrenados por la Policía Local permanecía aparcado en la parada del ExpoBus 30.Me detuve en mitad de la calzada para buscar alguna explicación ente semejante desparrame peatonal, un milagro reservado a los grandes eventos como las Fiestas del Pilar, la Cabalgata de los Reyes Magos y el Día del Libro. Encontré la respuesta en el estrado cubierto que se construía muy cerca de la Plaza Paraíso: El responsable era el desfile conmemorativo que las Fuerzas Armadas celebrarán el próximo domingo primero de junio, un acontecimiento que necesita de preparativos y seguridad preventiva hasta el punto de eliminar motos, coches y autobuses del paseo más emblemático de la ciudad ¡y durante una semana!
La espectacular vista del espacio urbano liberado de tubos de escape desató la furia del peatón y distrajo mi atención con fatales consecuencias: La concha valenciana se me escapó de entre los dedos y cayó en el asfalto.
Estuve por abandonarla a su suerte. La idea de dejarla allí era tentadora. Imaginé a un paleontólogo con su pincel, un científico avispado que constataría como el Ebro River de principios del siglo XXI crecía y crecía hasta dejar a los parientes marítimos del mejillón cebra a las puertas del Mac Donald.
El gesto de agacharme para recoger el caparazón certificó su condición de talismán. No llegué a tocarlo porque, ante la incredulidad de mis ojos, la concha descansaba sobre un diminuto montoncito de arena que a mi me pareció un altar. Los granitos del motoncito se movían en círculos que aumentaban su diámetro de a poquitos. El extraño fenómeno me hizo dar un paso atrás para que el universo arenoso en expansión no se subiera a uno de mis zapatos, lo hice con tan mala pata que pisé una de las botas de un Guardia Municipal.
La mirada de The Police´s Zeta se columpiaba entre mi careto y el desparrame progresivo del árido. Lo hacía con vehemencia, con la acusación impresa en los cristales tintados de las gafas más horteras que una autoridad pudiera llevar. Me dirigió unas palabritas de cortesía a modo de cumplimiento del deber para con el ciudadano y a continuación desgranó los artículos que infringía al depositar en la vía pública materiales susceptibles de ser calificados como residuos urbanos ¿Cómo explicar a un señor con barba de tres días, pelanbreras y patillas de Curro Jimenez que sólo estaba recogiendo del suelo mi concha de la suerte, un talismán mágico muy alejado del campo semántico de la basura? La tarea me pareció imposible.
Para mi asombro, el municipal resultó ser un artista que, además de rellenar los formularios oficiales donde dejaba constancia del sablazo que se me venía encima, recitaba los artículos correspondientes a mis infracciones, anexos, preámbulos y otras consideraciones con el virtuosismo de un rapsoda. El funcionario mantuvo la oratoria hasta el último de los versos normativos. Un tiempo que el montoncito de arena aprovechó para dejar un manto Ámbar Green 0,0 sobre la calzada y las aceras del Paseo de la Independencia. «Se te va a caer el pelo, co» concluyó.
La ciudadanía que por allí paseaba no se inmutó, incluso hubo señoras que tras visitar la sección de verano de El Corte Inglés se instalaron tan ricamente sobre unas toallas serigrafiadas con las banderas de los países que van a visitar Expo Zaragoza 2008. El Guardia Municipal estaba en diva tras su exhibición y quiso continuar en esa línea cuando comenzó a redactar la multa. Los viandantes más curioso hicieron corro a nuestro alrededor y, como todo Street Police sabe, las reprimendas públicas son las más ejemplarizantes, así que, tras carraspear, probar un par tonos y revestirse de cantante de boleros, comenzó la famosa tonada «No te puedo comprender. No me puedo explicar como lo puedes hacer tan tranquilamente. No puedo comprender como puedes tirar basura orgánica con forma de caparazón y espolsar los bolsillos de arena a la vez, y no estar loco. Merezco una explicación porque es imposible hacerlo y no tener el Corazón Loco»
El público congregado aplaudió con tanta fuerza que el Guardia Municipal se destocó y reclinó su porte ante los fan que ya eran multitud. De entre los enfervorizados surgió la figura salvadora de una mujer que se dirigió al policía en los siguientes términos «Mi nombre es Luisa Miñana. Pertenezco a un equipo inter disciplinar de la Universidad de Zaragoza que se ocupa y preocupa de evaluar, estudiar y explicar los Fenómenos Históricos de Regresión Temporal. Toda esta arena esparcida sólo puede corresponder a uno de estos extraordinarios acontecimientos. Incluso a primera vista, y teniendo en cuanta que no he podido evaluar todos los factores de una manera sistemática y fiable, me atrevo a lanzar una hipótesis» La profesora universitaria hizo una excelente pausa dramática durante la cual temí que el municipal preguntase que coño significaba aquello de “hipótesis”. «Mi tesis de trabajo» continuó Luisa Miñana «es la siguiente: Esta arena se ha equivocado de año. Esta playa urbana que ha surgido en el Paseo de la Independencia pertenece a los adoquines que vieron nacer el Mayo del 68 francés. Así que desde ahora mismo declaro toda la zona afectada como Espacio de Prioridad Cultural por Acción Directa de un Fenómeno Histórico de Regresión Temporal. Le ruego se comunique con sus superiores para que avisen cuanto antes a Doña María Pilar Alcober Lamana, Concejal Delegada del Área de Cultura y Educación»
Las vallas municipales de azul Fluvi rodearon, en un despliegue logístico sin parangón, a las vallas doradas de los militares mientras un ejército de profesores universitarios caminaba sobre la arena para establecer un primer contacto visual, inspeccionar el terreno y localizar alguna pista orográfica que permita albergar esperanzas sobre la existencia pruebas e indicios históricos.
Una ligera brisa anunció que la tormenta venía enfurecida, los científicos siguieron con sus protocolos hasta que toda actividad académica quedó en suspenso cuando un trueno despótico rasgó el cielo de Zeta. La lluvia comenzó dispersa, cada gotita hacía un inofensivo agujerito en la manta ambarina pero la intensidad del chaparrón aumentó de marejadilla a fuerte marejada.
La tarde anunciaba lluvia en Zeta cuando me fui de paseo, sin embargo, las nubes desaparecieron en una pirueta en mitad de la calle San Miguel, a la altura del parking del Hotel Zentrum bajé la cremallera del chubasquero y en la puerta del Bar Damasco introduje la mano izquierda en el bolsillo del mismo lado. El primer contacto fue con los dientes de sierra del borde de la concha. Sonreí. El recuerdo saltó hasta la playa de Valencia, allí recogí aquel pequeño caparazón de una almeja, fue el día que los Héroes del Silencio se despidieron para siempre y ya han pasado siete meses.
El Paseo de la Independencia estaba desierto de tráfico rodado, tan sólo uno de los flamantes automóviles recién estrenados por la Policía Local permanecía aparcado en la parada del ExpoBus 30.Me detuve en mitad de la calzada para buscar alguna explicación ente semejante desparrame peatonal, un milagro reservado a los grandes eventos como las Fiestas del Pilar, la Cabalgata de los Reyes Magos y el Día del Libro. Encontré la respuesta en el estrado cubierto que se construía muy cerca de la Plaza Paraíso: El responsable era el desfile conmemorativo que las Fuerzas Armadas celebrarán el próximo domingo primero de junio, un acontecimiento que necesita de preparativos y seguridad preventiva hasta el punto de eliminar motos, coches y autobuses del paseo más emblemático de la ciudad ¡y durante una semana!
La espectacular vista del espacio urbano liberado de tubos de escape desató la furia del peatón y distrajo mi atención con fatales consecuencias: La concha valenciana se me escapó de entre los dedos y cayó en el asfalto.
Estuve por abandonarla a su suerte. La idea de dejarla allí era tentadora. Imaginé a un paleontólogo con su pincel, un científico avispado que constataría como el Ebro River de principios del siglo XXI crecía y crecía hasta dejar a los parientes marítimos del mejillón cebra a las puertas del Mac Donald.
El gesto de agacharme para recoger el caparazón certificó su condición de talismán. No llegué a tocarlo porque, ante la incredulidad de mis ojos, la concha descansaba sobre un diminuto montoncito de arena que a mi me pareció un altar. Los granitos del motoncito se movían en círculos que aumentaban su diámetro de a poquitos. El extraño fenómeno me hizo dar un paso atrás para que el universo arenoso en expansión no se subiera a uno de mis zapatos, lo hice con tan mala pata que pisé una de las botas de un Guardia Municipal.
La mirada de The Police´s Zeta se columpiaba entre mi careto y el desparrame progresivo del árido. Lo hacía con vehemencia, con la acusación impresa en los cristales tintados de las gafas más horteras que una autoridad pudiera llevar. Me dirigió unas palabritas de cortesía a modo de cumplimiento del deber para con el ciudadano y a continuación desgranó los artículos que infringía al depositar en la vía pública materiales susceptibles de ser calificados como residuos urbanos ¿Cómo explicar a un señor con barba de tres días, pelanbreras y patillas de Curro Jimenez que sólo estaba recogiendo del suelo mi concha de la suerte, un talismán mágico muy alejado del campo semántico de la basura? La tarea me pareció imposible.
Para mi asombro, el municipal resultó ser un artista que, además de rellenar los formularios oficiales donde dejaba constancia del sablazo que se me venía encima, recitaba los artículos correspondientes a mis infracciones, anexos, preámbulos y otras consideraciones con el virtuosismo de un rapsoda. El funcionario mantuvo la oratoria hasta el último de los versos normativos. Un tiempo que el montoncito de arena aprovechó para dejar un manto Ámbar Green 0,0 sobre la calzada y las aceras del Paseo de la Independencia. «Se te va a caer el pelo, co» concluyó.
La ciudadanía que por allí paseaba no se inmutó, incluso hubo señoras que tras visitar la sección de verano de El Corte Inglés se instalaron tan ricamente sobre unas toallas serigrafiadas con las banderas de los países que van a visitar Expo Zaragoza 2008. El Guardia Municipal estaba en diva tras su exhibición y quiso continuar en esa línea cuando comenzó a redactar la multa. Los viandantes más curioso hicieron corro a nuestro alrededor y, como todo Street Police sabe, las reprimendas públicas son las más ejemplarizantes, así que, tras carraspear, probar un par tonos y revestirse de cantante de boleros, comenzó la famosa tonada «No te puedo comprender. No me puedo explicar como lo puedes hacer tan tranquilamente. No puedo comprender como puedes tirar basura orgánica con forma de caparazón y espolsar los bolsillos de arena a la vez, y no estar loco. Merezco una explicación porque es imposible hacerlo y no tener el Corazón Loco»
El público congregado aplaudió con tanta fuerza que el Guardia Municipal se destocó y reclinó su porte ante los fan que ya eran multitud. De entre los enfervorizados surgió la figura salvadora de una mujer que se dirigió al policía en los siguientes términos «Mi nombre es Luisa Miñana. Pertenezco a un equipo inter disciplinar de la Universidad de Zaragoza que se ocupa y preocupa de evaluar, estudiar y explicar los Fenómenos Históricos de Regresión Temporal. Toda esta arena esparcida sólo puede corresponder a uno de estos extraordinarios acontecimientos. Incluso a primera vista, y teniendo en cuanta que no he podido evaluar todos los factores de una manera sistemática y fiable, me atrevo a lanzar una hipótesis» La profesora universitaria hizo una excelente pausa dramática durante la cual temí que el municipal preguntase que coño significaba aquello de “hipótesis”. «Mi tesis de trabajo» continuó Luisa Miñana «es la siguiente: Esta arena se ha equivocado de año. Esta playa urbana que ha surgido en el Paseo de la Independencia pertenece a los adoquines que vieron nacer el Mayo del 68 francés. Así que desde ahora mismo declaro toda la zona afectada como Espacio de Prioridad Cultural por Acción Directa de un Fenómeno Histórico de Regresión Temporal. Le ruego se comunique con sus superiores para que avisen cuanto antes a Doña María Pilar Alcober Lamana, Concejal Delegada del Área de Cultura y Educación»
Las vallas municipales de azul Fluvi rodearon, en un despliegue logístico sin parangón, a las vallas doradas de los militares mientras un ejército de profesores universitarios caminaba sobre la arena para establecer un primer contacto visual, inspeccionar el terreno y localizar alguna pista orográfica que permita albergar esperanzas sobre la existencia pruebas e indicios históricos.
Una ligera brisa anunció que la tormenta venía enfurecida, los científicos siguieron con sus protocolos hasta que toda actividad académica quedó en suspenso cuando un trueno despótico rasgó el cielo de Zeta. La lluvia comenzó dispersa, cada gotita hacía un inofensivo agujerito en la manta ambarina pero la intensidad del chaparrón aumentó de marejadilla a fuerte marejada.
El diluvio sólo se detuvo cuando los últimos granos de arena se diluyeron a través de los sumideros.
12 Comments:
JAJAJAJA....me lo he leído ya tres veces....ES GENIAL!!!
Además eso de ser de Zeta ubica esa "playica" muuuucho mejor.
Ya veo a Luisa organizando el cotarro...le va a encantar. JAJAJAJA...
¡Besos chaval!, no sabes lo que me has alegrado el comienzo del día.
PD Por cierto: ¿también llovió en el Paseo Independencia?, Ainhoa estaba convencida de que solo había sido en su habitación...
¡Menudo texto, don Javier, menudo texto! Me encantó certificar ante el obtuso señor guardia la naturaleza mágica y revolucionaria de la arena aparecida en Zeta a tus pies. Es que los guardias no saben de los pliegues del tiempo. Ya te habrá dado cuenta.
Ah! Yo también me mojé luego, ante éso no hay certificación que valga.
Un superbeso
Estoy entre el asombro, la incredulidad,la credulidad y un lumbago.
La verdad es que no hay desperdicio cuando se trata de gigantes y no hablo de elefantes, si no de esas mentes que habitan dentro las hormigas y que dan tanto de sí.
(hablando de hormigas, siento no acudir a la presentación de Fernando, pero la manta eléctrica será mi compañera esta tarde, que vaya bien para todos y en especial para Fernando.)
Un besazo para todos.
S. Manrique.
Ante la patética imagen del policía local y su acción propia de deficiente mental salvado por un guión normativo, la creación de un universo arenal a partir de un mágico objeto, la aparición de tan insigne doctora y la acción mágica del agua caída en "Z" hacen de esta historia digna de la creación de un mundo mágico lleno de fantasía y acción. Un saludo.
Hola Lamima
Para ubicar bien la playa he estado a punto de colocar un Google Mapa ;-)
¡Chaval! Me gusta que me llames chaval.
La tormenta me acompañó desde el centro al Barrio de Las Fuentes, estaba temeroso porque había dejado el ordenador encendido y un documento sin guardar, un apagón de corriente me hubiera fastidiado de lo lindo, pero tuve suerte.
Salu2 Córneos y un besico de lluvia para Ainoha.
Hola Luisa.
Una cosa esta clara, quien más sabe en Zeta de "Los pliegues del tiempo" es Jesús Jiménez Domínguez
;-)
Salu2 Córneos.
Hola Sagrario.
"Poeta con lumbago" es un peazo de título ;-)
Cuando entré en el forum de la Fnac rastreé a la audiencia en busca de tu pelo rojo pero nada por aqui, nada por allí.
Fue bien, ya sabes, Vilas relax y contento, Fernando emitió buenas vitraciones y lectura con foticos y música.
Salu2 Córneos y que pasen los besazos.
Hola Lito.
Me temo que tu descripción del Policia Local es mucho más dura que la versión del texto.
A mi me parece que muchas otras profesiones se hubieran extrañado si hubieran presenciado tan extraordinario acontecimiento: Una playa en el centro de Zeta!!
Salu2 Córneos y una agradable sorpresa volverte a encontrar en estos pagos que son tu casa.
Un buen texto, sí señor.
Te explicas tan bien que a veces tengo que cerrarme la boca porque se me ha descolgado.
Hola Sara
Gracias por el comentario y ya sabes: En boca cerrada no entran moscas
;-)
Salu2 Córneos.
Excelente texto. Me recuerda algunos fragmentos de "Tiempo de silencio". Tu visión de este retazo de Zaragoza es simplemente original.
Un saludo.
Hola José.
Una alegría verte por casa.
"Tiempo de Silencio" es una de las mejores novelas que he leído. Recuerdo que la leí cuando hice COU a distancia, una lectura de la que me quedé tocado para siempre. No sabes lo feliz que me haces con esa comparación, así me gustan los maestros: Qué animen a sus estudiantes
;-)
Salu2 Córneos.
Publicar un comentario
<< Home