La curvatura de la córnea

23 enero 2008

Multicines Galaxy´s

El Detective Amaestrado escribió hace algunos meses sobre la tarde en la que fue al cine con su novia preferida para ver “Días de Radio” de Woody Allen. Tras leer la entrada en su bitácora me atreví a dejarle una pregunta. Quería resolver un presentimiento, dar una explicación a la sensación física que sentí, quería saber si aquel cine era el mismo en el que yo visioné “Peggy Sue se caso” de Coppola. Recuerdo bien el título de la película porque durante los once meses que pasé en Las Palmas de Gran Canarias al servicio de la Patria sólo fui una vez al cine. Una sala con unas paredes tan pintadas de rosa que no dabas crédito. El Detective me contestó afirmativamente, su historia de amor y mis galones de cabo habían estado sentados en las butacas, también rosas, de los Multicines Galaxy´s.
El Detective me envió ayer un correo para darme una mala noticia, un mensaje en el que me confesaba como el corazón se le había encogido, como se había acordado de mi tras leer que los Multicines Galaxy´s cerraban definitivamente.
Hace tiempo que los cines de mis recuerdos empezaron a desaparecer.
En Utrillas teníamos una sala de cine a la que yo asistía con asiduidad, una afición que me sirvió de disputa con el señor cura cuando modificó el calendario de los monaguillos, los nuevos cuadrantes hacían coincidir la misa del domingo por la tarde, con la sesión de cine y con el pago del jornal semanal. Un chantaje en toda regla, pero eso es otra historia. Mis padres viajaban con frecuencia a Zaragoza y a mi me gustaban aquellos fines de semana porque entonces tenía ocasión de ver las películas de estreno. Uno de aquellos estrenos fue “Xanadú”, en la pantalla del Teatro Argensola pude ver como una banda de rock se fusionaba con una big band, una declaración de principios que se refleja en mi colección de discos.


Para continuar con los estudios de Formación Profesional que inicié en el pueblo, tuve que trasladarme a la capital. El primer día de mi vida de estudiante en Zeta quedó marcado por una sesión en los Multicines Buñuel dónde descubrí el humor de los Monty Phyton.


Ese mismo año acudí a las sesiones infantiles del Cine Fuenclara, la cita era los domingos a las cinco de la tarde, allí disfruté de toda la filmografía de Walt Disney, lo hacía rodeado de niños boquiabiertos y mamas aburridas. En eso han cambiado mucho los tiempos, ahora son los niños los que suelen estar aburridos.


La sesión más surrealista a la que he asistido fue en el cine Roxy. Acudí con mis sobrinos Natalia y Antonio para ver, y nunca mejor dicho, Karate Kid. Al comienzo de la proyección, y tras un claro desencuentro entre imágenes y diálogos, la película se quedó muda. Tras los primeros minutos de sorpresa llegó la indignación, me levanté y exigí a gritos el regreso del sonido. Nadie me secundó en la protesta, al contrario, muchos de los espectadores afearon mi conducta, recriminaron mi actitud y me demandaron tranquilidad para que les dejara ver la película. Así que para mí, “Karate Kid” es la única obra del cine mudo que trata las artes marciales.


Todas las salas citadas y un ciento han clausurado sus sesiones, han dejado de ser la caja mágica dónde la vida cambiaba durante unas horas. La vida jalonada entre cines y películas, sin embargo, el recuerdo más potente que guardo de un cine nada tiene que ver con el mundo del celuloide, esta relacionado con el tacto, con el deleite y con la curiosidad desbaratada de las hormonas. En el Cine Las Torres de Utrillas las yemas de mis dedos aprendieron a bucear bajo los jerseys de cuello alto, a desvalijar botones camiseros con la habilidad del carterista, a rastrear los territorios inhóspitos que siempre terminaban en suaves praderas, vertiginosos desfiladeros y cimas coronadas de placer. Aquellas fueron mis mejores tardes de sábado.

8 Comments:

At 23 enero, 2008 21:25, Blogger ...flor deshilvanada said...

Entiendo tu amargura... es triste que se vayan acabando los lugares que donde quedan tantos recuerdos.

Un beso!

 
At 23 enero, 2008 22:05, Blogger El detective amaestrado said...

nunca supimos cuanto nos daban cuando dábamos unas monedas por aquellas entradas. Mecachis...

 
At 24 enero, 2008 12:03, Blogger Gubia said...

Cuando cierran un lugar donde vivimos parte de nuestras historias, nos cierran un poco las puertas al pasado. Menos mal que las conservamos en la memoria y con cariño. A mi el cine siempre me ha recordado a amigos, amigas y a algún que otro ligue. Desde luego muchas de mis tardes con Valen, son tardes de cine que no olvidaré.Un abrazo.Recuerdos para el detective.

 
At 24 enero, 2008 13:44, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Evan

Supongo que una de nuestras responsabilidades es salvaguardar los recuerdos, esa sería una buena tarea.

Salu2 Córneos y un beso desde el invierno hasta el verano ;-)

 
At 24 enero, 2008 13:46, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Detective.

Debería recuperar uno de mis relatos primigenios, la historia comenzaba en torno al cine y al enamoramiento despiadado con el que sucumbí ante la taquillera: Mi dinero por el movimiento de sus manos, por su perfume, hubiera comprado la misma entrada un millón de veces, hmmmmm, si, creo que debería desempolvarlo, allí dónde este.

Salu2 Córneos, maestro.

 
At 24 enero, 2008 13:49, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Gubia.

Ir al cine se esta convirtiendo en una actividad para frikis. El años pasado se perdieron 20 millones de espectadores ¡¡y bajando!!
El DVD, el home cinema y el pirateo, en fin, nuevos tiempos, nuevas sensaciones y a nosotros, tras aceptar la condición de carrozas, sólo nos queda suspirar.

Salu2 Córneos

PD: Me alegro que este post sea el camino para que le puedas enviar un abrazo al DEtective

;-)

 
At 24 enero, 2008 20:55, Blogger Paula said...

Y el cine Pax??

Recuerdas el cine Pax?
Ahí monté el primer show de mi vida delante de una pantalla: todavía se me parte el corazón cuando recuerdo la muerte de la mamá de Bambi... empecé a llorar, y no tuve consuelo

La última vez me pasó con "el laberinto del fauno", y me alegra saber que la niña del cine pax sigue viva de alguna manera

Un abrazo

 
At 25 enero, 2008 14:27, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Paula.

Si no recuerdo mal la única vez que fui al cine Pax fue a un mitín, ¿o fue a una asamblea sindical?, en cualquier caso nada que ver con Bambi.

Creo que el Pax tomó el relevo en la proyección de pelis infantiles.

Llorar en el cine, yo no lo hice hasta hace poco, estaba rodeado, y es literal, de monjas.

Salu2 córneos, guapetona de las manos de oro.

 

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