La curvatura de la córnea

26 diciembre 2007

El Mundo

Jesús Clemente me puso sobre la pista de Juan José Millás y me recomendó la lectura de su columna semanal en la contraportada del diario El País «Son como cuentos» me dijo. Seguí el consejo de mi primo y me encontré con brillantes líneas que diseccionaban historias con la destreza del cirujano. Un muestrario que contenía desde la vida cotidiana hasta adentrarse en aceradas radiografías de la actualidad política, o tratados biológicos sobre órganos, vísceras y cualquiera otra maquinaria insertada en el cuerpo humano. La extensión de los artículos y su periodicidad me supo a poco. En otros tiempos hubiera recalado en alguna de las novelas que el autor ya había publicado, pero en la era de Internet anclé las teclas del ordenador en la página oficial de Juan José Millás dónde cada día publicaba un texto bajo el paraguas de un nuevo género denominado “articuento”, ya saben, contar un cuento en el espacio de un artículo, ¿ o era al revés?
Más tarde descubrí al Millás mediático. Su peculiar pronunciación de la letra g me produjo una ligera hipnosis que aún hace mella en mis sentidos. Fue en las ondas de la cadena SER. Empezó como colaborador en el programa vespertino “La Ventana” desde dónde incitaba a los oyentes (todavía lo hace) al ejercicio de la escritura. Cada semana lanza una idea a partir de la cual se elabora un micro relato.
Durante varios meses envié algunas composiciones sin ningún resultado hasta que una tarde, mientras fregaba los platos, escuché mi nombre en la boca de Juan José Millás. El sonido se desplazó desde el receptor de radio hasta lo más profundo de mi ego y, la verdad, agradecí que Javier López Clemente no tuviera ni una sola letra g. Tanto el novelista como Genma Nierga, presentadora del programa, hicieron varios comentarios elogiosos sobre el texto, tras los cuales Millás sentenció “Este relato es bastante interesante pero si le quitamos una de las frases intermedias el resultado final será mucho más brillante” Así que mi relato fue leído mutilado y entre trompicones.
Me fastidió un poco la poda pero tuve que reconocer que había sido muy beneficiosa para el texto. Tras la constatación práctica de que una crítica constructiva siempre ayuda en el proceso creativo llegue a una conclusión devastadora: Si escribo un micro relato al que le sobra una frase, eso significa que no tengo ni idea del asunto. Así que lo que comenzó como regocijo radiofónico terminó en tristeza literaria.
“El mundo” de Juan José Millás me llegó envuelto en papel de regalo durante el día de mi cumpleaños, es una de las ventajas (o de los riesgos) que me acecha todos los años, esa coincidencia de mi fecha de nacimiento con la distribución del premio literario de mayor dotación económica de este país. El Planeta 2007 es un muestrario de la particular forma de entender la creación literaria que tiene su autor, un catálogo de espejos, autobuses, carreteras que se convierten en fronteras intangibles entre lo real y lo imaginado, territorios resbaladizos por los que la meta literatura circula con comodidad, un caleidoscópico (ufff, ya lo dije) para unir los cristales coloristas de la infancia con los vidrios húmedos de la edad adulta, un baile constante entre diferentes planos narrativos. Todos los materiales creativos usados en esta novela son elementos reconocibles dentro del universo Millás. Pero la novela tiene un claro marchamo de final de ciclo, la culminación de una época que comenzó en el taller de aparatos de electromedicina dónde el padre del autor trabajaba, el lugar dónde se pronunció una frase referida a las virtudes de un bisturí “Cauteriza la herida en el mismo momento de producirla”, pero que en manos de Millás se transforma en el paradigma fundacional de su literatura, o mejor, de su meta literatura.
El punto de partida de la novela es la infancia y cuatro poderosas imágenes que marcaron la vida del autor: El descubrimiento del frío, la calle como resumen del mundo, el azote del amor personificado en una chica y la incomprensible humillación del maltrato físico para cumplir la máxima de que la letra con sangre entra. Un viaje circular. La novela comenzó en una Valencia luminosa para llegar al final del trayecto bajo las nubes grises que entristecen el mar Mediterráneo. Ambas situaciones guardan en común la presencia del padre (y también de la madre). Tal vez por eso recordé una frase que subrayé en la novela de Millás titulada “El orden alfabético”, y que me sirvió de puntal para la reflexión que siguió a la muerte de mi padre: “Los padres te dan algo más que cosas útiles y cuando se van te dejan huérfano tengas nueve o noventa años” Juan José Millás ha escrito esta novela para certificar que se ha enfrentado a su orfandad, para comprender de dónde viene su particular visión del mundo, pero también como terapia para mirar hacia delante sin ningún lastre escondido en las estanterías de la memoria, para tener otras vías por las que crecer desde el punto de vista estilístico. “El mundo” es una novela que corta con la vida pasada y al mismo tiempo sutura la herida de la evocación, como el bisturí eléctrico que el padre de Juan José Millás admiraba en su taller.

4 Comments:

At 26 diciembre, 2007 07:49, Anonymous Anónimo said...

Escucho siempre que puedo a Millás (y su "g"..siempre he creído que es un acto de cierta valentía por parte de la cadena colocarlo encima con una locutora con la dicción de Gemma Nierga). Sigo esos microrelatos de que hablas (me perdí el tuyo, vaya. ¿Cual era tu palabra?) y reconzco que me encanta oirlo aunque a veces estoy en desacuerdo con sus críticas a algunos textos (sobre gustos..).
No he leído ningún libro suyo y este Planeta me estaba "picando".
Me has convencido, tras conocer sus artículos y sus cuentos cortos es momento de empezar con un libro.
Abrazos navideños.
PD Una cosa que me sorprendió tras el fallo del jurado es ver a determinados sectores de la literatura echándose las manos a la cabeza por el trabajo "mediático" de ganador y finalista. No lo entiendo. ¿Acaso es incompatible un buen escritor con participar en un programa televisivo o radiofónico?¿los buenos escritores nunca hacen tonterías?..no sé

 
At 26 diciembre, 2007 11:43, Blogger Gubia said...

Yo también me sentiría encantada si seleccionasen algo que he escrito y Millán pronunciara mi nombre, me sentiría como Almodovar al recibir el Oscar,jajaja. Ya ves que me ilusiono al límite.Me alegro por ti y me da envidia sana.
El premio planeta de este año no lo he leido, aún trato de recuperarme de el año pasado, también lo recibí en papel de regalo, pero no he sido capaz de terminarlo. Con esto no digo que sea malo, ni se me ocurre, solo que yo no he sabido entenderlo.
Bueno, que un abrazo y corto ya.

 
At 26 diciembre, 2007 12:29, Blogger Javier López Clemente said...

Hola LaMima.

El micro relato al que me refiero no fue de esta temporada, ni de la anterior, la palabra sobre la que versaba el relato era "amor"

No es mi primer libro de Millás, ni el segundo. Me gusta más que su escritura el entramado que usa para hacerla circular. Y bueno, me alegro de que estos comenarios sirvan para animar a leer el libro, eso si, no me hago responsable de posibles decepciones ;-)

Reconozcamos que el panorama cultural, como en casi todos, cada uno se coloca en su trinchera y allá se las den.
El trabajo mediático de Millás me parece formidable y el de Izaguirrre, es otra cosa pero sólo una de sus vertientes: La de Histrión, al fin y al cabo medio pais le ha visto el culo y la pilila (pilila, ¡¡que fino!!) Sin embargo también tiene intervenciones radiofónicas de gran nivel cultural, pero me temo que ese aspecto es poco conocido, eclipsado por tantas noches de desparrame marciano. Pero todo eso debería dar igual, lo importante en este caso sería lo que han escrito.
De Izaguirre leí su anterior publicación y no la terminé, no pude entrar en su mundo.

Salu2 Córneos y abrazos navideños.

 
At 26 diciembre, 2007 12:31, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Gubia.

¡¡¡Pedroooooooooo!!!
jjajajajajajajajaja

Te recuerdo que las reseñas que aqui aparecen no son una recomendación, son sólo mi vision de la jugada. Una de las obligaciones del lector es dejar el libro en cuanto nos convencemos que nos aburre y no pasa nada, lo juro, a mi me costó entenderlo pero...

Salu2 Córneos y si cortas para darme un abrazo pues ¡¡¡qué bien!!
:-)

 

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