La curvatura de la córnea

27 junio 2007

El reloj de fichar

Ante el reloj de fichar me siento poeta. Hace algún tiempo escribí esa frase, aún recuerdo cierta sonrisilla de autocomplacencia por un pensamiento que me pareció redondo, casi brillante.
He llegado a casa después del turno de noche con los biorritmos cambiados, alterados, rebotando de aquí para allá sin saber muy bien si tengo que irme a dormir o cumplir con el compromiso personal e intransferible de rellenar un par de folios con algo pretendidamente brillante. Me he despojado de las ropas en un postrero intento por alejarme del olor a fábrica, de la automatización de los procesos, de la productividad media. En la nevera quedaba un poco de zumo de manzana. He zapeado el dial radiofónico en busca de una sinfonía pero me tengo que conformar con un motete campestre, así no hay manera de inspirarse.
Me siento ante el teclado con la intención de concretar la máxima que encabeza estas palabras, si me siento poeta una de mis obligaciones sería, por ejemplo, crear un mundo onírico con el que siempre he soñado: Un lugar donde la realidad y la ficción formen un solo elemento. Menuda quimera sin sentido después de ocho horas de trabajo nocturno.
El sol pinta de ámbar el barrio tras los cristales, desde el sexto piso no puedo escuchar el piar matutino de los gorriones, los panaderos dejan sus canastos a las puertas de los colmados chinos, los negros sin papeles hacen fila para coger el bus que les llevará al polígono, a la Expo 2008 o cualquier otro lugar dónde serán explotados con horarios interminables, salarios menguantes y condiciones laborales muy poco civilizadas. Aún faltan un par de horas para que las abuelas ¡qué Dios las bendiga! desayunen café con leche y tostada en el Bar Miguel después de dejar a los nietos apurando los últimos días de clase y antes de recorrer los mercados. La Policía Local empezará a apatrullar la ciudad y los poetas de verdad despertaran entre sábanas de blanco satén, desayunarán cereales con chocolate y leche vitaminada, se ducharan mientras cantan zarzuelas, leerán la prensa y de dispondrán a componer una oda al recién estrenado verano.
Y mientras tanto, los de la pacotilla luchamos por desprendernos del rol barato, olvidado y anticuado de ser obrero. Tengo más sueño que un niño chico, cabeceó en un baile patético y aporreó las teclas con la misma intensidad que el sol se cuela por el balcón. En un último intento rebusco alguna anécdota metalúrgica, algún comentario de media hora de bocadillo, la chispa de una soldadura o el sentido de la vida en las escobillas de un generador de energía eléctrica.
Unos recursos tan literarios como cualquiera otros, dirá algún incauto de esos que jamás han trabajado en turnos Non Stop de mañana, tarde y noche, y tal vez tenga razón. A lo mejor esta sequía es sólo la materialización de una falta de talento maquillada por cuatro frases medio hilvanadas en esos momentos de asueto en los que sueño con una vida literaria, un transcurrir alejado de jornadas en la que priman los traspasos futbolísticos, las ruedas blandas de la Fórmula 1, todos los políticos son igual de joputas y Camen Electra en bikini me mira desde la taquilla para prendas de seguridad.
Tal vez debería ir a la cama para coger el sueño de las siete y no despertar jamás. Tal vez entonces vea el mundo de otra manera y sienta de nuevo que, pese a todo, soy un escritor ante el reloj de fichar.

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Zzzzz.

12 Comments:

At 27 junio, 2007 15:21, Anonymous Anónimo said...

No entiendo por que lo dudas, de verdad. Ni por que esperas tener siempre el texto, el poema, los relatillos en la punta de los dedos dispuestos a salir.
Jolín, después del turno de noche déjalos descansar.
PD Los escritores de sábanas de blanco satén y desayuno descansado suelen tener "negros" seguro.

 
At 27 junio, 2007 22:26, Blogger Paula said...

yo estuve trabajando en un turno de noche hace algunos años. Recuerdo, sobre todo, el amanecer. Yo seguía en pie, mientras soñaba con la oscuridad. Después no podía dormir. Tenía que esperar a la hora de la siesta para descansar un poco. Y era demasiado poco.

Me gustaba mucho el trabajo, pero ahora, sólo recuerdo lo horrible que era ir con el ritmo cambiado.

Eres un escritor ante el reloj de fichar, ante el espejo, ante ti mismo, y ante los que tenemos el lujo de leerte. Que no se te olvide, ni en el sueño, ni en la vigilia

Un abrazo (perdón por la extensión)

 
At 28 junio, 2007 05:06, Anonymous Anónimo said...

No, no, no, no y no!!!!
¿Estás cansado?... vete a dormir, que después de unas horas de sueño este cochino mundo será otro mucho mejor.
Pero ya que estamos hablando en lenguaje fabril, tienes estrictamente prohibido rendirte en tus afanes poéticos.
Me agarro de lo que ha dicho Paula: leerte es un lujo.
Por lo menos yo, prefiero mil veces tu fresca prosa cotidiana, a ciertos relamidos con aires de poetas que hacen nata en la red.

Un beso al viento desde el otro lado del mundo para ti....y que tengas dulces sueños.

 
At 28 junio, 2007 07:47, Blogger Fernando said...

No sé que poetas conoces tú...pero me huele que esos más parecen marqueses del XVIII que personas con trabajos, muchos de ellos cutres, sigue escribiendo por el puro placer de ser tú...sea poesía o relatos o trozos erraticos de tu propia vida...en la literatura lo más redondo suele ser la palabra...abrazos.

 
At 28 junio, 2007 13:24, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Lamima.

La verdad es que es una frustracion cada vez que no consigo traspasar la idea que tengo en la cabeza hasta los deditos, esto suele ocurrir con frecuencia, ya he aprendido a ponderar la diferencia: Unas veces esa distancia es pequeña y otra enorme, es entonces cuando... la cosa no me gusta un pelo. Tal vez sea una simple cuestión de paciencia.
Nunca lo había pensado pero ¿qué tal sería ser un "negro"?

Salu2 Córneos.

 
At 28 junio, 2007 13:26, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Paula.

Eso me suele ocurrir a mi: Noches interminables para cuando tienes que ir a dormir haber perdido el sueño.

Salu2 Córneos y un abrazo.

 
At 28 junio, 2007 13:28, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Besos al viento.

Siempre dormí poco pero ahora noto que necesito descansar mucho más de lo que lo hago y eso a veces me altera.

Salu2 Córneos y un beso al viento que cruce el océano.

 
At 28 junio, 2007 13:35, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Fernando.

Vamos compañero, digamos que la descripción de "poetas" es una licencia.
Es una comparación, seguramente burda y poco elaborada, del diferente planteamiento que se tiene a la hora de enfrentarte a un teclado si, por ejemplo, tienes un trabajo académico o, por el contrario, te dedicas a otro tipo de labores, en mi caso, industriales.
Tengo la sensación de que es más fácil viajar al mundo de la narración, de la craación literaria si en tus horas de ganarte el jornal desarrollas un trabajo intelectual, por eso del entrenamiento de las meninges, que si el curro es de otro tipo. Y no sólo por el mero hecho del trabajo, también por el tipo de relaciones y conversaciones que puedes tener.
Pero vaya, tal vez sólo sea una de mis paranoias justificativas... y agradecerte que des en el clavo: Por el puro placer de ser tú. Esa es una peazo recomendación de un poeta como vos.

Salu2 Córneos, gracias y un abrazo

 
At 29 junio, 2007 08:38, Blogger Mamen said...

Los días buenos y de inspiración, esos días de plenitud en los que te gustas y sientes que das cosillas importantes solo llegan después de días de vacío, de deseo de dormir y dormir.Te esperan ahora buenos días.

 
At 02 julio, 2007 17:18, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Mamen.

Ya lo canta Bunbury: Espera que sople el viento a favor.

Salu2 Córneos. Mis días siempre serán buenos con visitas como la tuya.

 
At 23 septiembre, 2013 12:38, Anonymous Carillon Musical said...

Genial, me ha parecido muy bueno el relato. Muchas gracias! :)

 
At 13 diciembre, 2013 11:25, Blogger Unknown said...

Me gustaría que publicaran algo sobre la relojería industrial...mas bien relojería monumental. Muchas gracias!!
http://www.bodet.es

 

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