Palabras
Mi padre se ha quedado sin palabras. Siempre contó las mismas historias mil veces repetidas y mil veces disfrutadas. Embelesaba a los hijos, y eran multitud, de todos los vecinos, a toda la familia en Navidad, a los nietos (como olvidar la cara ensimismada de Natalia con seis años) A todos menos a mi, y no es reproche. Me recuerdo como espectador de gallinero mientras el resto del público estaba en el patio de butacas. Nunca sentí aquellos cuentos como tales, para mí, era la historia de su vida. Las peripecias de un pueblerino en dos guerras, de guiñol y de Gila, combates sin muertos dónde no había ni buenos ni malos, eso vendría con la pasión por la discusión política y los debates sin cuartel, pero entonces ya me afeitaba y olvidé, tonto de mi, que en la vida casi todo es un cuento. Siempre le agradeceré que no inyectara odio a mi infancia, ese odio que tantas veces he visto entre ganadores y entre vencidos.
Abrió los ojos después de dormitar durante demasiadas horas a un mundo nuevo, al menos eso me inspiró la sorpresa de su rostro. Le invité a expresarse pero renunció a la caja gigante que dentro tenía una caja mediana, la caja mediana contenía otra caja pequeña, pero dentro de la caja pequeña aún había otra más y de esta guisa más de un mes sin que de ninguna de las cajas saliera otra cosa que otra caja, a sus encuentros con animales parlanchines en las curvas que preceden a los Baños de Segura, a sus conversaciones en pleno mes de agosto con sus amigos los Reyes Magos, a Cagancho, a las gachas, a la cabecica de ajos, a Perico Sarmiento que fue a cagar y se lo llevó el viento, a la cabra montesina que rompe cerrojos y llaves y se come a los niños a pares a pares, al colorín colorado este cuanto se ha acabado y el que no levante el culo lo tiene cagado.
Tardé demasiado tiempo en comprender la grandeza de su talento innato para contar. Y ahora, delante del monitor, me pregunto cuanto influyó su salvaguardia por la tradición oral en mis narraciones, por el empeño (y todos los fallos) en transmitir emociones, por sus huellas que encuentro en muchos de mis textos, por tanto gozo (y sufrimiento) sobre las tablas y frente al público, por el dolor que siento de no tener un hijo al que contarle mil y una historias, por ese impulso que ojala me lleve hasta ser lector, narrador, un cuenta cuentos rodeado de niños ¿Cuánto de esos impulsos se los debo a mi padre?
Quizás ha llegado el momento de tomar sus palabras, hacerlas mías (para bien o para mal) y lanzarlas a los cuatro vientos.
***
Las palabras tampoco regresaron durante la última noche. A veces le preguntaba si me reconocía, pero su única respuesta era la mirada, una mirada débil. Mantuvo los ojos abiertos, al menos cada una de las miles de veces que lo miré. Había dejado de moverse de un lado para otro, ya no se agarraba a las barras laterales de la cama, ni siquiera entrelazó sus dedos sobre el pecho. Jugó un par de veces con los conductos transparentes que le mantenían conectado al gotero y esperó a que yo abandonara la habitación, el hospital y mis miedos.
Mi padre murió el domingo diez de diciembre a las nueve y media de la mañana en compañía de mi hermano Sasi. Era la primera vez que me hacía caso en toda su vida.
Abrió los ojos después de dormitar durante demasiadas horas a un mundo nuevo, al menos eso me inspiró la sorpresa de su rostro. Le invité a expresarse pero renunció a la caja gigante que dentro tenía una caja mediana, la caja mediana contenía otra caja pequeña, pero dentro de la caja pequeña aún había otra más y de esta guisa más de un mes sin que de ninguna de las cajas saliera otra cosa que otra caja, a sus encuentros con animales parlanchines en las curvas que preceden a los Baños de Segura, a sus conversaciones en pleno mes de agosto con sus amigos los Reyes Magos, a Cagancho, a las gachas, a la cabecica de ajos, a Perico Sarmiento que fue a cagar y se lo llevó el viento, a la cabra montesina que rompe cerrojos y llaves y se come a los niños a pares a pares, al colorín colorado este cuanto se ha acabado y el que no levante el culo lo tiene cagado.
Tardé demasiado tiempo en comprender la grandeza de su talento innato para contar. Y ahora, delante del monitor, me pregunto cuanto influyó su salvaguardia por la tradición oral en mis narraciones, por el empeño (y todos los fallos) en transmitir emociones, por sus huellas que encuentro en muchos de mis textos, por tanto gozo (y sufrimiento) sobre las tablas y frente al público, por el dolor que siento de no tener un hijo al que contarle mil y una historias, por ese impulso que ojala me lleve hasta ser lector, narrador, un cuenta cuentos rodeado de niños ¿Cuánto de esos impulsos se los debo a mi padre?
Quizás ha llegado el momento de tomar sus palabras, hacerlas mías (para bien o para mal) y lanzarlas a los cuatro vientos.
***
Las palabras tampoco regresaron durante la última noche. A veces le preguntaba si me reconocía, pero su única respuesta era la mirada, una mirada débil. Mantuvo los ojos abiertos, al menos cada una de las miles de veces que lo miré. Había dejado de moverse de un lado para otro, ya no se agarraba a las barras laterales de la cama, ni siquiera entrelazó sus dedos sobre el pecho. Jugó un par de veces con los conductos transparentes que le mantenían conectado al gotero y esperó a que yo abandonara la habitación, el hospital y mis miedos.
Mi padre murió el domingo diez de diciembre a las nueve y media de la mañana en compañía de mi hermano Sasi. Era la primera vez que me hacía caso en toda su vida.
39 Comments:
Solo se me ocurre decirte que lo siento.Por algo hacía ese frio, claro.
Un beso.
Javier...pasé por tu blog y de corazón recibe un abrazo , lo siento mucho de verdad, yo perdí al mío hace unos años y cada día viene a mi mente, tantos recuerdos.
Un beso.
Lo siento muchisimo y te mando un fuerte abrazo. En tus palabras, en tu forma de contar, en tu memoría y en tí, queda mucho de tu padre y eso no se irá nunca de aquí.
Ahora comprendo....
Sin más palabras por esta vez, solamente un fuerte y apretado abrazo "transocéanico" para ti....
La Reina del Nilo cabizbaja.
Un beso Javier, mil besos.
Es difícil levantarse de las cenizas y beber la amargura de las ausencias...cuando sabes que son para siempre y te has dejado tantas cosas entre los recuerdos y los silencios...siento tu dolor...un abrazo Javier.
Un abrazo, Javier, lo siento mucho.
Te dejo este precioso poema de Raymond Carver:
ÚLTIMO FRAGMENTO
¿Y conseguiste lo que
querías de esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado en la tierra.
Javier...
Te envío un cálido y afectuoso abrazo para que te sientas bien acompañado, si es que así lo deseas.
Bello homenaje, el de tus palabras, qué mejor manera de seguir siendo tú su voz...
HOla Lamima
El frío continua invadiendo zg z ciudad pero tus besos dan calidez a estas horas.
Gracias.
Hola Danielha y bienvenida a este blog. Mi conexión a internet no funciona en casa y no puedo darte la bienvenida como a mi me gustaría. Gracias por tu visita.
Alimentarnos de los recuerdos es una buena vitamina.
Salu2 Córneo
Hola Antonio
El recuerdo es un arma potente que no deberíamos desestimar. A veces me fastidia no poseer toda la capacidad de memoria que me gustaría.
Salu2 Córneos
HOla Gubia.
Un abrazo que viene de León siempre tiene gran consistencia.
Con el tiempo me gustaría recopilar algunas de las historias que contaba mi padre. Traspasar lo oral a lo escrito... quizás sea una tarea demasiado ardua para un peón...
Salu2 Córneos.
Hola Cleo.
Mi reina no debería estar cabizbaja, a los subditos de su majestad nos gusta verte contenta.
LO transocéanico llega freco, fuerte y cariñoso.
Salu2 Córneos
Hola Inde.
Mil y un beso me han llegado a través del balcón.
Gracias.
Hoa Fernando.
Tal vez la lección que tenemos que aprender es la de destilar la amargura para poder caminar con toda la energía.
Los silencios, bien elegidos, suelen tener más valor que la excesiva verborrea.
Me gusta tu abrazo que huelo a mar.
Salu2 Córneos
Hola Jesús.
Estuve leyendo a Carver durante algunas de mis noches de acompañante hospitalario. Forré de plástico uno de sus libros en edición de bolsillo y lo intenté leer como otras ciento de veces pero... me disperso, me ahogo, no se. Lo deje de nuevo sobre la estantería.
Sin embargo el poema me gusta, me gusta mucho.
Considerarse amado es un lujo. Estos días me he considerado amado y debería hacer una lista con los nombres que han conseguido hacer que mis entrañas dieran un salto.
Hola Paula.
Tus palabras siempre, siempre y siempre me sientan bien, me sientan de maravilla.
EStoy involucrado en un nuevo voluntariado que ha surgido de la Bibliotecas Municipales. La idea es leer cuentos a los niños y ese será un bonito reto para que la voz tradiconal del narrador nunca cese.
Salu2 Córneos.
Te mandé un mensaje pero estos miserables de blogger a saber sonde lo habrán mandado.
Simplemente, un abrazo, amigo. Tu padre sigue vivo en tu manera de utilizar las palabras, no lo dudes.
Fuerza, mucha fuerza
Javi:
Siento tu dolor y aprendo de él.
Qué te digo: mejor guardo silencio. Acaricio tu rostro tibio y besos tus manos.
Te quiero. Monique.
Tuviste un gran maestro de la vida. Él, en silencio, te admiraba y ahora, desde el Reino Féliz donde esté, lo seguirá haciendo.
Era una delicia escucharle con ese brillo picardioso en su mirada y con su eterna sonrisa.
Las experiencias son la enseñanza de la vida y en éso tu padre tenía un master.
Sonríe, disfruta, sé feliz...porque así quiere él seguir viéndote desde el mundo de las almas.
Lo siento!
Ya nadie , nunca más, nos volverá a medir.
Besos
HOla Detective, mi maestro.
Ese abrazo llegó fuerte, ahora volverá el reino de las palabras y allí nos volveremos a ver, como si fuera un cine forrado de rosa palo :-)
salu2
córneos
Hola Monique.
Tus manos en este blog son como el bálsamo que seguramente necesito.
pssss. gracias.
salu2 còrneos.
Hola sinfonía y bienvenida a este blog.
Leí tu comentario a la velocidad de la luz hasta la última línea, ahí supe quien eras y la emoción ha golpeado con fuerza mis recuerdos.
No me gustaban nada aquellos segundos que nos mantenían espalda contra espalda, entre otras cosas porque siempre fui más bajo que tu... de ahí al flash de coca-cola ;-) va un segundo.
Creo que ya estoy preparado para el reto de contar cuentos a todos los niños que quieran escucharlos.
salu2
Còrneos
Contador de cuentos:
Regreso. "Aquel sueño es un océano donde todo cambia, los colores y las densidades. Nos tranquilza de todas las fatigas, es una forma de bendición. Allí la vida es poco abundante, pero fiel" Marguerite Yourcenar.
Ahora, beso tu gran corazón.
Monique.
Lo siento mucho.
Javier, ya te comenté hace un tiempo que la energía se transforma. Se transforma en ti, en la gente que te escucha a ti, en los niños de la biblioteca... Me da mucha rabia toda esa gente que nos abandona dejándonos pocos recuerdos. Toda esa gente que se va dejándonos pocas palabras. Con el tiempo, se hace mucho más difícil sentirnos cerca de las personas que se han ido cuando éstas nos han dejado pocas palabras. Veo que no es tu caso y sé que algún día te sentirás afortunado por ello. Aunque ahora no lo parezca, dentro de algunos años verás que tu padre se ha “transformado” en recuerdos, historias y observaciones maravillosas que te envolverán y darán cobijo para siempre.
lo siento javier, te abrazo, lo notas???
maite
Lo siento mucho Javier, aunque no te conozca sé un poco de tí por lo que dejas sembrado cada día.
Y sé por lo que pasas porque a todos nos va sucediendo un poco... a mi ya me tocó hace mucho tiempo.
Ahora recuerdo unos versos de T.S.Elliot "Lo que dijo el trueno" del libro La tierra baldía.
¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado?
Si cuento, solo estamos tú y yo juntos
pero si miro hacia delante por el camino blanco
siempre hay otro caminando junto a ti
un encapuchado que se desliza envuelto en oscuro manto,
no sé si es hombre o mujer: pero
- ¿quién es aquél al otro lado de ti?
Bueno Javier, creo que siempre sentirás a tu lado a tu padre.... es lo que me recordó ahora estos versos de Elliot.
Un fuerte abrazo. Carmen
Creo que no he llegado en buen momento o quiza sí , lo cierto es que de verdad lo siento. Imagino por lo que estas pasando y se me arruga el alma como una pasita.
Lo siento mucho
Pasaré por aqui a escuchar tus cuentos y a ver que sigues mejor!!!
Hola Monique.
¿Hay mejor título con el que soñar que el de Contador de Cuentos?
En ese océano que transcribes me gustaría navegar. Cambiar colores y olores con las palabras de mis dedos.
Me sonroja tu beso porque mi corazón late pero se sabe pequeño y, algunas veces, ruín.
Gracias Monique.
Salu2 Córneos.
Hola Desayuno con bacon.
Es algo parecido a lo que le decía ahí arriba a Monique: El poder de transformar las cosas con pequeños (o grandes) esfuerzos. Con la escritura, con la lectura, con la interpretación.
Ojalá algún día llegue toda esa explosión de recuerdos que me vaticinas.
Gracias y Salu2 Córneos.
Hola dopel-dobel.
Son-abrazos, son-risas, son-per-las.
Gracias.
Salu2 Córneos.
HOla Maite.
Claro que noto tu abrazo que viene desde donde no hay dolor.
Gracias.
Salu2 Córneos.
Hola Gaia
Tras la muerte sólo nos queda el recurso del recuerdo. Esa amalgama que tendemos a idealizar, a depurar y espero que a narrar.
Gracias Carmen por tu abrazo.
Salu2 Córneos.
Hola Laonza y bienbenida a esta bitácora.
En estos mares siempre es buena hora para una visita y yo espero tu regreso al grito de ¡Malasaña al cielo!
:-)
Salu2 Córneos.
Me gustan los idealistas y mas si son infanteria, ya que el precio de sus errores, lo pagan con su propia vida.Aunque no lo hiciera el otro dia, me cuadro ante quien vivio y lucho por creer en algo.
Lo de la foto ha sido un golpe bajo.Gracias por ponerla.
Tu amigo.
Retruecano
Hola Retruecano, amigo, poeta y compañero en las filas de la infanteria de la palabra.
Nunca agradeceré bastante tu visita al velatorio de mi padre y a mi espiritu, ese espíritu que un día espoleaste para bien, para darme el aliento necesario en cada trinchera. Ahí nos vemos, atrapados entre versos y párrafos y que Dios reparte suerte.
Hola Javier. Sé de lo que hablas..he pasado por lo mismo no hace tanto!. Yo le decía a mi padre que parecía el abuelo cebolleta, la palabra, siempre la palabra,hacia una introspección de sus recuerdos que me agobiaba (soy hija única y tuve que tragármelas todas)..solo cuando su cabeza se fué vete a saber donde por sus múltiples embólias, le cogía de la mano y le decía: "vá, cuentame cosas.." y de manera surrealista mezclaba las histórias tantas veces oidas y yo lo corregía como una madre a su hijo. Me duele recordarlo..
Abracitos de alcachofa
Hola Gwynette
Bienvenida a esta bitácora.
Es algo que se esta perdiendo: Escuchar y respetar a los mayores.
Me gustan tus abracitos de alcachofa porque es un recuerdo muy fresco: Mi madre friendo medias alcachofas... era un plato que me encantaba, hace tanto tiempo que no como alcachoras fritas!
Salu2 Córneos.
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