Junto al mar (VI)
Abandoné la arena como debió hacerlo Alfonsina en el mar. Caminé entre olas hasta no hacer pie, entonces nadé. Nadé por la noche y por el día, en aguas cálidas y frías, lo hice a braza y como los perros del Barrio del Piojo, divisé delfines, atunes y una sirena… del más feo de los barcos negreros. Nadé tanto que sólo me detuve al despertar.
Etiquetas: Relato
6 Comments:
Todo aquello que nace dentro del círculo, sin tangentes ni secantes distorsionadoras, resulta ser lo más profundo, lo más puro, lo más brillante y lo más atractivo.
Este es, con mucho, el más hermoso de tus paseos "junto al mar".
Hola ana martinez.
Cuanta razón tienes y supongo que ahora debería ir una disculpa por todas y cada una de las tangentes y de las secantes.
Juro que lucho por evitarlas pero... ahí están acechantes, me tienden trampas en las que caigo como un novato. En mi defensa propondré que este formago blogero me insta a la rápidez, al desenfreno y en esas condiciones mi ceguera aumenta.
Gracias por tu comentario.
El mar y su misterio, siempre es buen alimento para la literatura.
Saludos
Hola JAG
El mar es un misterio para los de tierra adentro, al menos para mi que hasta los catorce años no pude ver el mar.
Alimento para la literatura, estimado José Antonio, ojalá fuera capaz de cocinar todo tipo de materiales en la cocina de la creación literaria.
(Una vez dicho esto, creo que me voy a autoflagelarme: Entre oreja y oreja: COLLEJA)
:-))))
Me lo merezco
"Te vas Javier con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?".
Espero que Migue te despertara "vestida de mar"...
Hola Clarisa
Bien, bien, muy bien esa cita.
Tal vez fue un viaje en busca de las palabras, siempre tan escurridizas.
No, esta vez no fue ella quien me despertó. (Vestida de mar ocurrió en la costa de Almería)
Me ha emocionado tu comentario, y tú, ¿te vistes de mar?
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