La Caverna de la Tripas
Rebañé el plato con la intención de sustituir la etérea inspiración por la consistencia gastronómica de un chipirón impregnando mis intestinos. Su tinta negra maceró la imaginación necesaria para contar historias. Negro sobre blanco ya era una obsesión mucho antes de descubrir que el sueño de la escritura sólo era posible en la caverna de las tripas, allí dónde residen los sentimientos, allí dónde se digiere el chipirón, allí dónde se ahogan todos y cada uno de mis párrafos.
Etiquetas: Relato
5 Comments:
tortilla...chipirones...me está entrando hambre, es muy muy tarde para cenar y demasiado pronto para desayunar...voy a ver qué encuentro en la nevera.
jajajajaaj. Ana, claro que las 4:43 es muy, muy tarde para cenar.
A esas horas, hace años, yo era capaz de comerme unas judias con oreja de cerdo jajajajajaaja
Y la cosa gastronómica no acaba aqui, recuerda que le debo a Retruécano otro texto con tortilla de patatas.
Comida, canciones...que mezclas hacemos, como me gustan. Yo creo que esto da para un programa en la televisión, comer y cantar..no coser y cantar. Mucho mejor que tanta telebasura.
Cocinar y cantar ya lo hace ese monstruo de la comunicación llamado Karlos Arguiñano, un fenómeno.
Si lo es Javi, pero estoy segura o es lo más probable, que Arguiñano cocine mejor que tú, sin menosprecios. Pero por favor, seguro que cantas mejor que él...podemos proponer que ayudes un poco a la vez que cantas,jajjaa. ¡Es broma! yo también canto a cada momento.
Publicar un comentario
<< Home