La curvatura de la córnea

19 abril 2006

Palabras

Creo que todas las palabras me han abandonado. Se han debido ir con Gubia... y me alegro.

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5 Comments:

At 19 abril, 2006 12:39, Blogger Javier López Clemente said...

"Mas he de recordar que estoy aquí y que segiré anhelando, agarrando pizquitas de claridad, haciendo yo misma mi vestido de sol, de luna, el vestido verde-color de tiempo con el que he soñado vivir alguna vez en Venus"
Gioconda Belli

 
At 19 abril, 2006 14:36, Blogger Gubia said...

Hola Javi!
Gracias una vez más por tus cumplidos.
No creo que las palabras te abandonen, no, nunca las musas abandonan la inspiración del poeta, si acaso, se entretienen distraidas antes de volver a él.
Te doy con todo mi cariño unas pocas palabras, no me sobran pero sé que las valoras. Asi que espero ver pronto alguna historia de Demetrio o de lo que me quieras contar.
Un ejercicio: escribe sobre lo que ves cuando regreses a casa, cuentanos como son las personas que se cruzan a tu vuelta...escribe, sobre algo común sin importancia, pero no dejes de hacerlo.
Besos

 
At 20 abril, 2006 09:54, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Gubia.
Cuando regreso a casa... :-)
Gracias por el regalo de tus palabras, esas que a veces se me escapan del teclado.
Pero no es un problema de ellas, no Gubia, el problema es mio porque las aburro, las mareo, las abandono y entonces se van por la ventana en busca de otras bitácoras a la orilla de mar o sobre puentes romanos

 
At 20 abril, 2006 14:26, Anonymous Anónimo said...

Las palabras no existen por sí solas. Van unidas al pensamiento. Lo que creo que sucede es que los vínculos no los utilizamos bien.
Saludos
Agustín

 
At 20 abril, 2006 15:40, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Agustín.
No estoy de acuerdo (Vaya novedad pensarás jajajaja). Las palabras que yo conozco claro que existen por sí solas, ¿recuerdas cuando te conté que me las encontraba en la bañera, en cazuelas, sartenes y perolas? Andan por la casa a su aire, a veces me miran y otras me desprecian. Están ahí para cogerlas y construir las historias que queremos contar. Pero no es tan sencillo, no es sólo un problema de vincularlas con el pensamiento (Esta reflexión tuya me ha recordado a Ramón y Cajal —interpretado por Adolfo Marsillach— y su descubrimiento sobre las terminaciones nerviosas) Es un problema de saber que contar y como hacerlo. Las palabras están ahí, nosotros tenemos que elegir, amasar y colocar, ¡casi ná de faena, joé! —y esto ya lo he escrito— para un peón.

 

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