En Transito
El insomnio me llevó hasta el pedazo de García Vaquero que quedaba en la nevera. Me tumbé en el sofá y busqué consuelo catódico. Cantaba Serrat en versión original con subtítulos en español.
Un día de los enamorados de los años ochenta Migue me regaló “En Transito”. Un cassette de tantos que tengo guardados en una caja, amontonados en el trastero. En noches como la de anoche me piden que los libere de la oscuridad para regresar a las estanterías de dónde nunca los debí exiliar, pero sólo me comí el queso y regresé a la cama.
Un día de los enamorados de los años ochenta Migue me regaló “En Transito”. Un cassette de tantos que tengo guardados en una caja, amontonados en el trastero. En noches como la de anoche me piden que los libere de la oscuridad para regresar a las estanterías de dónde nunca los debí exiliar, pero sólo me comí el queso y regresé a la cama.
Etiquetas: Relato
5 Comments:
Seguro que después de matar el gusanillo con un poco de Garcia Vaquero al volver a la cama conseguirías dormir. Cuando me pasa algo así, visito la cocina en busca de Galletas Gullón y derivados (soy golosa),doy media vuelta en mi cama, cierro los ojos y pienso en la playa, siempre lejana, en la que me gustaría pasear cada mañana. Sin darme cuenta, me duermo..Abrazos!
La verdad, Gubia, es que no, no conseguí dormir. Pero te prometo que la próxima vez, es decir, esta noche, pensaré en la playa.
Aunque la última vez que lo hice me ocurrieron cosas como esta:
Peñiscola 2005 (Fragmento)
La batalla se presentaba muy dura así que armamos nuestros bodies: Paula lo hizo con crema protección 40 y yo con los restos del 8 del año pasado. Ella decidió las posiciones para el combate y se puso en primera línea para protegerme de las acometidas del enemigo. El sol no nos dio tregua hasta que fuimos incapaces de soportar su abrigo de transpiración.
Huimos al mar sin cánticos ni zarandajas, a solas con nuestro valor. No tuvimos demasiado tiempo de sosiego, allí estaba esperándonos una ola de dimensiones oceánicas que intentó derribarnos. Aunque no pudo ya no paramos de luchar con una marejada que insistía en asediar nuestra posición.
Pasaron largas horas pero sólo nos retiramos a retaguardia cuando el sol se ocultó demostrando su cobardía. No fue una rendición porque nos emplazamos en el mismo lugar y a la misma hora para el día siguiente. Al resguardo de nuestra playa Migue restañó las heridas con friegas de Aftersun y un baño de Luna.
Bonita batalla Javi, y una forma muy entretenida de contarla. Ya veo que no eres "guerrero de arena" jajaja.
Piensa entonces en algo que te guste más...lo dejo a tu elección y luego y ya me lo cuentas.
Saludos
Para el insomnio lo mejor es planchar, la ropa, ayuda a seguir planchando, la oreja.
Curioso lo del queso...¿será por eso que la luna -un gran queso- va acabándose y, de repente, se vuelve a llenar? por los insomnes que comen queso...con o sin uvas, por la noche, sabe a beso.
El García Vaquero se ha agotado. He bajado al trastero a por la escalera y me dispongo a alcanzar la luna desde mi balcoooooooon.
(Ojalá continúe en las teclas de Ana C.)
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