La curvatura de la córnea

30 octubre 2006

La foto

La primera vez que lo vi estaba sentado en uno de los bancos que acaban de instalar en la confluencia de la Avenida del Compromiso de Caspe con la oficialmente bautizada Ronda Hispanidad y que todo el mundo llama el Tercer Cinturón.
La cabeza cumplía los cánones de pelos entrecanos escapando grasientos de la opresión de un gorro lanar de descolorido multicolor. Los ojos cerrados a la sombra de cejas pobladas con avaricia, la nariz aguileña reinaba sobre el rostro esmerilado que presentaba una expresión tranquila y distante, como si tras la presencia corpórea hubiera otra dimensión a la que el resto de los mortales no teníamos acceso. Me pareció muy voluminoso, como si llevara cinco o seis jerséis bajo el gabán gris apurado y lleno de lamparones.
La primera impresión fue la de un mendigo dormitando al sol, pero su mano rugosa y extrañamente blanca, transmitía excesiva tensión para asir un carrito de la compra del que sobresalía una manta antigua, de las que usaban los soldados españoles en las décadas del silencio tecnócrata. En aquella crispación mecánica quise ver el hartazgo al que se veía sometido al tener que vigilar el baúl de sus recuerdos.
La Madre era su vecina, una estatua plantada sobre césped y a la sombra de unos arbolitos de los que desconozco la filiación, no había color, todas las miradas, tanto de conductores como de peatones, eran para él.
La idea de la foto surgió tras imbuirme en su hedor. El olor rancio fue como un imán que me atrajo hasta quedar pegadito. Esperé a que abriera los ojos para pedirle permiso. No lo hizo y su rostro permaneció inmutable con párpados despatarrados, desganados y sin intención de recogerse. Los jerséis se movían al ritmo acompasado de inspiración-expiración y eso me tranquilizó.
La cámara digital encuadró la imagen soñada: Un primer plano del mendigo dominaba la parte izquierda de la composición, a su espalda el telón de una valla publicitaria en la que el gentleman de Johnnie Walker iba en pos de unas letras doradas en la que se podía leer Keep Walking.
El visor mostraba exactamente lo único que quería conseguir del indigente, lo único que me interesaba, sin embargo, cuanto más tiempo pasaba menos fuerzas tenía para pulsar el disparador. ¿Esperaba a que el mendigo abriera los ojos para dotar de más vida a la imagen? ¿La confrontación entre la mirada humana y la serigrafía publicitaria? No lo se. Tal vez hacia tiempo para que aquel menesteroso se decidiera a darme una sonora patada en el culo por mi osadía al utilizar su figura como modelo de un mensaje que plasmaba las contradicciones de nuestro tiempo. Elegí off, guardé la cámara y pensé que el blog de imágenes La Mirada de la Córnea se había perdido una foto estupenda.
Desde aquel día me he topado con él muchas más veces, siempre bajo el auspicio promocional del güisqui y en el mismo banco. Me gusta pensar que mejora las poses de una manera consciente, para fastidiarme, para decirme que aquella foto frustrada sólo era lo peor de su repertorio, así que, además de tomar el sol con los ojos cerrados lo he visto tumbado con las manos enlazadas tras la nuca o sobre la barriga, sentado mientras un gato negro salta de sus hombros a la cabeza o encaramado en el asiento para disfrutar de un partido de fútbol en el campo del Santo Domingo de Silos.
¿Por qué no hice la foto? Cada día me hago la misma pregunta y aún no he encontrado la respuesta.

20 Comments:

At 30 octubre, 2006 16:06, Blogger gaia56 said...

Probablemente no la hiciste por respecto a la vida y las huellas de realidad que la persona llevaba en su rostro.
Yo no la hubiera hecho tampoco.
En el libro de Perez Reverte "El pintor de batallas" cuenta el protagonista, un reportero de guerra, como decide la fotografía en el momento que la muerte a punto de sobrevenir a un personaje.

 
At 30 octubre, 2006 16:17, Blogger Tamaruca said...

Porque no tienes el alma gélida de un reportero de guerra (?)

 
At 30 octubre, 2006 16:26, Anonymous Anónimo said...

Supongo que por lo mismo que yo no hice todas las fotos que hubiese querido en el congreso de Gijón (y también me arrepiento, vaya si me arrepiento).
¿Respeto? sí creo que es algo así
.. es una pena porque seguro que tu mirada, como allí la mía, era mucho mas cálida que la de esos reporteros de guerra que nombra tamaruca.
Enfin, no sé.Cosas de la conciencia humana.

 
At 30 octubre, 2006 18:45, Blogger El detective amaestrado said...

Para que siempre sigas teniendo ganas de regresar a intentarlo otra vez...nunca se sabe...

 
At 30 octubre, 2006 20:34, Blogger Ruvias Intelijentes said...

porque no hera el instante decisibo. el Cartiervreson que yevas dentro no te dejo desperdiciar un disparo.

vesillos amarillo limon

 
At 30 octubre, 2006 20:35, Blogger Ruvias Intelijentes said...

p.d. Tamaruqui, grax por traernos de la mano asta aqui ;-)

 
At 31 octubre, 2006 00:29, Blogger Paula said...

Yo no puedo ponerme en tu piel, pero sí puedo decirte que si hay algo que me impresiona es un vagabundo tomando el sol, ajeno al trajín cotidiano que nos vuelve locos a todos...

Yo tampoco podría tomarle una foto, demasiada presencia para mí

 
At 31 octubre, 2006 01:36, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Gaia56
Es cierto que creí divisar algo especial es su rostro, algo elevado que no llegué a comprender.
No he leído "El pintor de batallas" por alguna razón que tambien desconozco, ¡vamos buenos! he perdido la pista Pérez Reverte.
Salu2 Córneos.

 
At 31 octubre, 2006 01:39, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Tamaruca.
Generalizar siempre es injusto. Supongo que los reporteros de guerra hacen lo que tiene que hacer: Fotografiar, grabar y escribir sobre las guerras. Y esa tarea me parece muy dura y difícil.
Claro que dentro de ellos habrá reporteros de alma gélida pero los necesitamos para valorar cuanto de injusto y cruento encierra un conflicto bélico.
Salu2 Córneos.

 
At 31 octubre, 2006 01:42, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Lamima.

No creo que la diferencia estribe en la forma de mirar, de hielo o cálida. Más bien me parece que es como te enfrentas a eso que ves, como lo digieres, si en el estómago o en el cerebro. O mejor y tomaré tus palabras: Cosas de la conciencia humana, esa cosa personal e intransferible.
Salu2 Córneos.

 
At 31 octubre, 2006 01:45, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Detective.

¡Buena idea! Creo que me equivoqué en el planteamiento, la foto debería haber sido el último paso, nunca el primero.
Acabas de enviarme una idea genial, eso espero si me atrevo con ella.
Tal vez debería volver a verlo, darle el texto de esta entrada con todas vuestras opiniones, después charlar con él y por último enfrentarlo al gentleman inglés.
¿Me atreveré a tanto?
Salu2 Córneos.

 
At 31 octubre, 2006 01:50, Blogger Javier López Clemente said...

Hola a todas las rubias, también a las ruvias intelijentes i vienbenidas ha esta vitacora.

En algún sitio leí que Cartie Bresson detenía el tiempo. No conzco a obra de este fotografo como para opinar pero la idea de que no era el instante decisivo es muy atrayente.
Me han gustado esos vesillos amaillo limon, precisamente estoy escuchando uno de los discos de Casa Limón, el de Buika.

Gracias por la bisita.

 
At 31 octubre, 2006 01:52, Blogger Javier López Clemente said...

Hola de nuevo ruvias intelijentes.

Me sumo al agradecimiento y me alegro que Tamaruca os sirviese de guía, por cierto...¿a las ruvias intelijentes les gustan las galletas tanto como al icono de Tamaruca?

 
At 31 octubre, 2006 01:57, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Paula.

Demasiada presencia. He recordado algo que me contó un compañero de trabajo.
Venía de recoger melocotones en no me acuerdo que lugar. Estaba parado en un semaforo y vio a uno de estos mendigos de mil gatos, dos carritos de la compra y mugre, mucha mugre.
Mi compañero bajó del coche, sacó una caja de melocotones del maletero y se la ofreció.
La respuesta no pudo ser más elegante. Más o menos, "usted disculpara que no le acepte lo que no he tenido el gusto de pedirle"
lo dijo en perfecto castellano, mucho mejor que el mio, en un tono de voz que denotaba educación y cultura.
Mi compañero se fue entre aturdido y enfadado.

Tú lo has dicho: Demasiada presencia.

Salu2 Córneos.

 
At 31 octubre, 2006 04:09, Blogger Anya said...

Hola Javier... te cuento que ya estoy de regreso... aunque me falta dar uno que otro examen... en fin, gracias por haber pasado por mi casa.
Un gusto poder leerte.
Un abrazo de brisa.

 
At 31 octubre, 2006 13:08, Anonymous Anónimo said...

Supongo que no hizo la foto porque creyó que, de alguna manera, se estaba aprovechando del hombre.
Si le hubiera preguntado lo más normal es que le hubiera importado lo mismo que le fotografiara que no.

Es una lástima arrepentirse de lo que no se hace. Infinitamente mejor arriesgarse y, si se tercia, arrepentirse después.

 
At 31 octubre, 2006 13:34, Blogger Gubia said...

Si no hiciste aquella foto seguro que era porque tú mismo sabías que no era el momento. Ahora con el paso del tiempo te vas dando cuenta que es posible hacerla de otra forma. A mi en el primer caso me parecía que robabas un poco de su intimidad, aunque él estuviera en la calle. Acercate y simplemente pide permiso, si él se siente cómodo contigo seguro que te dejará...en estos casos, como en casi todo en la vida hay que ponerse en el otro lugar, en el lugar del fotografiado y pensar si nos gustaria a nosotros.
Un abrazo

 
At 31 octubre, 2006 23:15, Blogger Javier López Clemente said...

Hola mEy
Espero que haya ido bien ese duro paso de las pruebas de evaluación.
Ya noté la brisa en torno a mis hombros.
Salu2 Córneos.

 
At 31 octubre, 2006 23:20, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Al.

Gracias por su visita y bienvenido a esta bitácora.

Es verdad que una de las cosas más tristes es arrepentirse de lo que no se hizo, pero en este caso... no me he arrepentido de no apretar el disparador, al menos por ahora, sólo intento comprender porque no lo hice, entre otras cosas por saber si lo hice por él o por mi.

Gracias de nuevo y espero que vuelva
Salu2 Córneos

 
At 31 octubre, 2006 23:22, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Gubia.

Esta taza de ecuanimidad y sentido común me viene muy bien. Así da gusto, una explicación a lo sucedido y una salida airosa.

Ya lo dije por ahí arriba, tal vez me acerque a él y... ya veremos.

Un abrazo y Salu2 Córneos.

 

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